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¿Quién es una mujer?



                                        Maribel Robles Cervantes*











              Una mujer es luz, agua,  alegría y fuego. Es dadora de vida. Es la diosa de la tierra. Una mujer
              hace historia, ciencia, participa en la política y en la cultura.

              Una mujer es poesía y canción. Los Beatles, Carlos Gardel, Agustín Lara, José Alfredo Jiménez,
              Federico Méndez, Martín Urrieta, entre muchos, han visto en ella melodía. Y otros más la han
              plasmado en el arte y la literatura.

                  Basta  de  condenarla  al  bastidor  de  bordar,  a  la  cocina  y  al  marido.  Es  el  momento  de
              aligerarle el yugo que la aletarga. Aunque hay que reconocer que gracias a nuestras madres que
              se dedicaron al hogar, que preparaban la comida, es que somos lo que somos, ellas sacri icaron
              sus sueños y anhelos para que sus hijos fueran productivos.

                  México es cuna de grandes mujeres. Mujeres que han demostrado inteligencia emocional,
              sabiduría y razón. Sólo hay que mencionar, entre otras, a Sor Juana Inés de la Cruz, que trascendió
              fronteras y épocas con sus poesías; a María Arias Bernal, mejor conocida como María Pistolas,
              maestra y revolucionaria, como también lo fue Carmen Serdán; a Leona Vicario, como luchadora
              social que entregó la vida por su patria, o Nelly Campobello y Frida Kahlo, que en sus obras
              dieron testimonio de su época y con ello hicieron un homenaje a la vida.

                  No hay revelación divina que prohíba el voto de la mujer ganado desde 1953; Ella tiene 365
              días al año, pero el 8 de marzo se le festeja internacionalmente y en México desde 1960, se le
              reconoce como la mujer del año. Ejemplos, muchos, las últimas que recibieron el premio son la
              astrónoma Julieta Fierro y la arqueóloga Linda Manzanilla.

                  No permitamos la violencia y sí la creación, porque las mujeres llevan consigo los misterios
              del  mundo,  del  corazón,  de  la  ciencia  y  también  de  la  cocina.  Ya  lo  decía  Sor  Juana:  “hasta
              guisando se descubren secretos de la naturaleza” y de la conciencia. Hoy nos hacen falta esas
              madres, hay que reconocerlas, valorarlas y amarlas.

                  Arriba, con las herramientas de la cuna, luchemos por nuestros sueños de mujer. Por alcanzar
              la cima de la vida, pero no lo hagamos solas. Ellos, los hombres, pueden ser nuestros aliados:


                                  Al romperse un huevo, nace la mujer, luego el hombre
                                           ambos serán bailados por la música,
                                          mientras sean por el aire respirados,
                                              por la tierra arados y amados.


                                                  Juntos harán la vida,
                                       juntos nacerán y morirán y volverán a nacer
                                          porque ambos son manantial de vida;
                                          entonces, el hombre es complemento,
                                                 el aire que ella respira.





                                                                          * Credencial: 135593
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