Page 27 - cuento
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—Aquí hay un diario —dijo Jairo, que parecía atraído por su con-
        tenido—. Quizá encontremos nuevos datos de este misterio si lo
        leemos.
        Los tres se sentaron alrededor de la caja y comenzaron a explorar
               el diario de Ainara. Descubrieron relatos detallados de sus
                       expediciones, descubrimientos arqueológicos, en-
                            cuentros con personajes históricos y reflexio-
                                nes sobre la búsqueda de los "hombres
                                   sabios que vinieron del Este". Ainara
                                      describía en sus escritos la impor-
                                        tancia de la sabiduría oriental y su
                                          deseo de compartir esos conoci-
                                            mientos con el mundo.
                                              —Esto es asombroso. —co-
                                               mentó Rocío—. Parece que
                                                Ainara estaba en una bús-
                                                 queda constante de la ver-
                                                  dad sobre los hombres sa-
                                                  bios del Este.
                                                  —¿Quiénes son los hom-
                                                  bres sabios del Este? —
                                                  preguntó Kira.
                                                  Roció dejó escapar una
                                                  dulce e ingenua sonrisa.
                                                  —¿No recordáis el último
                                                 mensaje que nos dejó Ai-
                                                nara? —preguntó a los ni-
                                                ños.
                                              —Oro por ser Rey. Incieso por
                                             su divinidad y Mirra por su hu-
                                           manidad —recitó Kira haciendo
                                         alarde de su gran memoria.
                                       —¡Claro! Oro, incienso y mirra —
                                     gritó Jairo mientras zarandeaba de los
                                  hombros a su amiga-. ¡Los Reyes Magos!
                              —No entiendo —admitió Kira.
                         —Parece que  las investigaciones  arqueológicas
                   de la señora Ainara estaban destinadas a desvelar la
        existencia de los Reyes Magos de Oriente —aclaró Rocío—.
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