Page 173 - selim
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Él mismo echó hacia atrás la cabeza, como
decía, y Zuffu lo imitó. Se quedaron así unos
momentos sin decir nada y después Zuffu
murmuró:
—Qué cosa tan rara... Parece que la cabeza
me da vueltas..., como... como si estuviera
montado en una alfombra mágica, ¿sabes?,
una de las alfombras voladoras de los cuen-
tos antiguos...
Selim no le contestó, pero una gran sonrisa
alegró su cara. Él volaba allá arriba, muy arri-
ba, más allá de los minaretes. Ahora, sobre
su alfombra mágica, el doctor Selim y su es-
posa recibían a su amigo Zuffu, el maestro de
escuela. Delante de ellos, una niña pequeña
estaba bailando.
—Es mi hijita Semra -decía el doctor Selim a
su amigo Zuffu-. ¡Tiene tan buen oído como
su madre, o mejor!
La pequeña Semra, con los brazos levanta-
dos graciosamente por encima de la cabeza
y los piececitos descalzos asomando por el
amplio pantalón bombacho típico de las ni-
ñas turcas, bailaba y bailaba al son de una
flauta y de un tamboril que no sonaban para
nadie más que para ella.
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