Page 73 - selim
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—No    tiene  nada   -dijo  padre-.  Lo   único  es
           que  el  doctor  lo  encuentra  un  poco   palidu-
           cho...  Vamos,  tráenos   un  pedazo de torta;  te
           he visto  guardarla  al  mediodía.  Seguro  que  al
           señor Averi  le encantará  probarla... Y a  los  ni-
           ños también,   por supuesto.



           —¡Oh...,  torta  de  miel y  avellanas!  -exclamó
           el  señor Averi-.  Hace  un  montón    de  tiempo
           que  no  la  probamos...   Mi  mujer  las  hacía  ri-
           quísimas... tiempo atrás.



           —¿Y   por  qué  no  las  hace  ya?  -preguntó  Se-
           lim con interés.


           —Mamá     murió   hace  ahora  cuatro  años   -dijo
           Zuffu en voz baja-. Desde entonces,     nunca co-
           memos    en  casa;  solemos  ir a  un  restaurante.



           Ésa  sería  la  segunda  imagen  que  Selim  iba a
           tener de Zuffu:  la de un niño huérfano que no
           tenía  cosas como el   cariño de su   mamá o    los
           ricos  pasteles  caseros que  hacen   las  madres.
           Se puso triste porque no podía compartir a su
           madre   con  su  amigo,   igual  que  compartían
           aquella deliciosa torta de miel y avellanas.   Pa-
           dre  debió  de  sentir algo  parecido,  porque  dijo
           al señor Averi ofreciéndole la fuente:

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