Page 99 - UNIVERSIDAD AUTONOMA DE ICA
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Docente: Nathia Erika Castro Vilcapuma


                         E cálida que me hace sentir realmente incomoda, es una de esas sonrisas

                  que te dicen "todo va estar bien" pero no sé qué es lo que todo va a estar bien.

                  Me levanto de mi asiento, tomando mi bolso y dirigiéndome lo más rápido que

                  puedo a la puerta antes de que esto se vuelva más extraño- ¡Susan!

                         Me detengo en seco, maldición…- ¿Sí? - Le digo, con un pie afuera de la

                  tienda.

                         - ¿Es de Shawn? - Me pregunta, yo me sorprendo. ¿De... Shawn?

                         - ¿Qué quiere decir? -Respondo nerviosa.

                         --Digo  que...  Si  se  trata  de  Shawn  -Me  sonríe  suavemente,  aclara  su

                  garganta-  Es  que,  hace  mucho  que  no  viene  y  siempre  estás  viendo  por  la

                  ventana, cuando suena la puerta corres a ver de quien se trata -Me comienzo a

                  poner roja de las mejillas, el calor me abofetea, ¿tan obvia soy? Esto se torna

                  ridículo-... Y, además, él te veía mucho... Y cuando no estabas en la tienda me

                  preguntaba por ti.

                         -  ¿Por  mí?  -Eso  último  me  toma  por  sorpresa,  el  corazón  me  late  con

                  fuerza.

                         --Sí, hace casi dos semanas estuvo aquí en tú día de descanso, estaba muy

                  desesperado buscándote -Siento como si un balde de agua fría me cayera sobre

                  la  espalda,  la  cabeza,  mejor  dicho,  sobre  todo  el  cuerpo.  Me  tambaleo,  me

                  sostengo de la puerta - ¡Susan! ¿Estás bien?

                         -- ¿Qué? -Salgo de mi ridículo casi desmayo, pero el aire me golpea en el

                  rostro cuando salgo de la tienda, suspiro- ¡Sí, sí, estoy bien! Yo sólo... tengo que

                  irme.

                         - ¡Espera! ¡Te llevo, estás muy pálida! -Su preocupación me asusta, así que

                  comienzo a caminar cuando ella me sigue por la calle.

                         - No hay necesidad, señora, yo puedo, gracias de todos modos... ¡Hasta

                  luego! - Me despido de ella, acelerando el paso hasta la avenida donde camino

                  unas cuadras más en la oscuridad para llegar departamento, necesito decirle a


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