Page 30 - El toque de Midas
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funcionó. El individuo no cedía y yo me desesperé. Recuerdo que, en algún momento, miré a mi
  corredor y le dije: “Vamos a deshacernos de este contrato”.
        Esa fue una de las pocas ocasiones en que quise rendirme. Estaba exhausto. Pero George Ross,

  mi corredor, abogado y asesor ocasional en El aprendiz, logró convencerme de seguir adelante. Él
  me recordó todo el tiempo los esfuerzos que ya había invertido en el proyecto, y me di cuenta de que
  tenía razón. “¿Por qué rendirte ahora?”, me preguntó. Y como no soy de los que se rinden, decidí
  sacar el trato adelante. Además, no quería ser un “aspirante” a empresario. Sabía que sólo se trataba

  de una caída fuerte, de esas que tú también puedes esperar que sucedan.
        Y cuando me levanté, lo hice con más vigor que nunca. La caída se convirtió en un salto porque
  salí con la determinación de llevar el proyecto hasta sus últimas consecuencias. Mi nueva estrategia
  consistió  en  explicarle  la  situación  a  la  ciudad,  aun  cuando  todavía  no  tenía  financiamiento.  La

  organización  hotelera  Hyatt  seguía  interesada  en  abrir  en  Nueva  York,  pero  el  gobierno  no  nos
  ofrecía  deducciones  fiscales.  Además,  los  costos  serían  demasiado  altos  y  la  realización  del
  proyecto parecía cada vez menos posible.
        Luego, conseguí que la gente entendiera lo que buscaba y la ciudad estuvo de acuerdo en aceptar

  un trato que beneficiaba a todos y nos convertía en socios. Yo recibiría una deducción fiscal por la
  propiedad durante 40 años, y compraría el Commodore por diez millones, de los cuales la ciudad
  recibiría seis por el pago de impuestos atrasados. Luego yo le vendería el hotel a la ciudad por un
  dólar, y ésta me lo arrendaría durante 99 años.

        Si  te  suena  complicado,  es  porque  lo  era.  Sin  embargo,  funcionó  para  todos.  Finalmente
  conseguimos  financiamiento  de  dos  instituciones,  y  el  Grand  Hyatt  se  convirtió  en  un  éxito
  abrumador. Abrió sus puertas en 1980 y marcó el principio de la revigorización de la parte media de
  Manhattan y de la estación Grand Central. Hasta la fecha, continúa siendo un hotel muy hermoso.

        Creo que estarás de acuerdo en que, durante el proceso que implicó este proyecto, tuve mala
  suerte; sin embargo, superé los problemas y todo fue acomodándose. Robert ya mencionó que a veces
  no estamos conscientes de lo difíciles que serán las cosas. Pero, sin que nada de eso importe, si
  quieres desarrollar el toque de Midas, debes perseverar y llegar hasta el final. Por supuesto, hay

  ocasiones en que desearía que todo fuera más sencillo, pero no es así.
        Cuando me convertí en socio de NBC para la realización de los concursos Miss Universo y Miss
  USA, los certámenes no estaban en su mejor momento. Eran material de segunda, tenían muy pocos

  patrocinadores  y  el  nivel  de  audiencia  estaba  bajando. Algunas  personas  se  preguntaban  por  qué
  estaría yo interesado en los concursos como negocio (además de que había mujeres hermosas, claro),
  y lo que sucede es que detecté un gran potencial y comprendí que los certámenes podían convertirse

  en grandes concursos si se realizaban bien. Cuando se transmitió Miss USA 2011, tuvo el mayor
  rating de la noche. Ambos concursos son ahora enormes sucesos nacionales e internacionales, y se
  les considera el paradigma de más alto nivel en el ramo. Algunas personas me han dicho: “Bien,
  tuviste suerte”, pero fue algo más que eso. Yo y mi equipo trabajamos para crear un buen producto.
  Actualizamos el formato, contratamos excelentes productores y buscamos mejorar la presentación en

  todos los sentidos; nuestro enfoque le funcionó a todo mundo. El éxito rara vez se da por casualidad
  y, lo mejor acerca de mis logros, ha sido esa sensación que se obtiene cuando tomas algo que está
  dando sus últimos suspiros y lo transformas en una entidad llena de vida.

        Sin importar si se trata de un programa de televisión, un barrio o un edificio, existe un desafío
  muy particular en la tarea de revitalizar algo casi muerto. Parte del toque de Midas implica tener la
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