Page 34 - El toque de Midas
P. 34

Esto no quiere decir que quieran errar, porque no es así. La diferencia es que, en lugar de eludir
  desafíos, los empresarios saben que los errores que puedan cometer y los riesgos que correrán en la

  vida, los forzarán a ser más inteligentes y sagaces, y a ganar más dinero.
        En la mayoría de las escuelas de negocios se enseña que los riesgos deben minimizarse; por
  ello,  mientras  los  estudiantes  sobresalientes  consideran  que  arriesgarse  es  malo,  los  empresarios
  genuinos lo ven como un reto, una oportunidad para hacer lo que los demás evitan. El riesgo estimula
  su creatividad y pone a prueba la confianza en sí mismos. Por eso, cada vez que triunfan, sienten una

  enorme satisfacción que, a su vez, los alienta a seguir adelante. El verdadero carácter del empresario
  surge cuando éste comete errores y se ve obligado a seguir creciendo.


  Algunas preguntas personales

  Quizá en este momento te preguntas si posees la fuerza de carácter necesaria para llegar a ser, o no,
  un empresario con el toque de Midas (o un empresario cualquiera para empezar); tendrás que mirar

  en tu interior y analizar tus logros. Aquí hay algunas preguntas para comenzar:


                 ¿Cómo afrontas los fracasos?
                 ¿Cómo manejas el miedo?
                 ¿Estás dispuesto a trabajar durante años sin recibir sueldo, en un proyecto que tal vez
                 jamás despegue?

                 ¿Alguna vez te han traicionado?
                 ¿Cómo lo manejaste?
                 ¿Se puede confiar en ti bajo presión?, ¿o acostumbras apuñalar a la gente por la espalda
                 cuando la situación empieza a desmoronarse?
                 ¿Cómo te sientes cuando alguien comete errores y tú debes pagar por ellos? ¿Podrías
                 despedir a un amigo o miembro de la familia de tu empresa?
                 Por naturaleza, ¿eres generoso o avaricioso?

                 ¿Cómo te sientes cuando no tienes dinero?
                 Cuando eso sucede, tú:
            – ¿Llamas a mamá?
            – ¿Llamas a papá?
            – ¿Le pides limosna al gobierno?
            – ¿Buscas empleo?
            – ¿Te metes otra vez a estudiar?
            – ¿Culpas a alguien más por tus problemas financieros?


  Si no tienes respuestas a estas preguntas o sientes que no puedes contestarlas de manera objetiva,

  pídele a un amigo que las responda por ti con toda franqueza. Porque, para ser un empresario exitoso,
  debes recibir retroalimentación. Si no puedes manejar comentarios crudos y directos, será mejor que
  no renuncies a tu empleo. La gente que carece de carácter no puede lidiar con comentarios fuertes, y
  eso es muy peligroso porque un negocio es ante todo un enorme mecanismo de retroalimentación.
  Puedes llegar a recibir comentarios negativos sin importar el nivel que haya alcanzado tu negocio, y

  es algo que debes aceptar desde ahora. Si a los clientes no les gusta tu producto, no lo compran. Eso
  es retroalimentación. También puede surgir en forma de datos o hechos irrefutables, como cuando
  descubres que tu compañía tiene gastos elevados e ingresos bajos; cuando le dices a un empleado

  que haga algo y termina haciendo lo contrario; cuando descubres que un socio en quien confiabas te
   29   30   31   32   33   34   35   36   37   38   39