Page 53 - Manual Taller
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En el hecho de que tengamos la sensación de que carecemos de tiempo
hay causas tanto propias como ajenas:
• Causas propias: son varias las causas que nos llevan a que por nuestra
culpa tengamos la sensación de que el tiempo nos falta. Las más
frecuentes son:
- La ausencia o insuficiente definición de objetivos: si no están
claros los objetivos se irá dando vueltas de un lado hacia el otro.
Serán los acontecimientos los que nos dominen en lugar de
dominarlos nosotros a ellos.
- La falta de determinación de prioridades: si no sabemos distinguir
lo principal de lo secundario, lo esencial de lo accesorio, entonces
corremos el riesgo de dedicar la mayor parte de nuestro tiempo a
tareas de escasa importancia.
- La carencia de un programa de actividades y tiempos: si no
contamos con una mínima programación al inicio de cada jornada,
con un desglose de las actividades previstas que debemos realizar
durante el día, serán “otros/as” los/as que llenarán nuestra
agenda con las urgencias o acontecimientos que se presenten.
- La no realización del programa previsto: si realizamos una
programación previa de nuestras tareas es para tratar de
cumplirlas, en caso contrario es mejor no hacerla y disponer del
tiempo dedicado a la misma.
- La actividad intensa y descontrolada.
- La falta de delegación o la delegación ineficiente.
- La aceptación de las interrupciones: el tratamiento de las
interrupciones (llamadas telefónicas, visitas, consultas, etc.) es
una habilidad que debe ser aprendida por todo aquel que pretenda
gestionar adecuadamente su tiempo.
• Causas ajenas: siendo menos graves que las producidas por nuestras
propias incapacidades son origen, en muchas ocasiones, de importantes
pérdidas de tiempo. Entre las más habituales:
- Las reuniones planteadas, sin previa preparación o sin objetivos,
por parte del/de la convocante o de los/as convocados/as.
- Las visitas.
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