Page 158 - Donde termina el arco iris
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CECELIA AHERN Donde termina el Arco Iris
repente mis padres me dijeron que iban a poner la casa en venta al día
siguiente, y antes de que mi cerebro tuviera tiempo de registrar lo que me
estaban diciendo, empezaron a desfilar extraños por la casa que metían las
narices en mi habitación, se quejaban de la distribución interior, se burlaban
del papel pintado, miraban con desprecio las alfombras, comentaban qué
paredes derribarían, qué armarios eliminarían y cuáles de mis osos de peluche
les gustaría quemar en una hoguera en el jardín de atrás mientras bailaban y
gritaban con la cara pintada con sangre de animales (vale, esto último no lo
dijeron). Y entonces una pareja hizo una oferta por el precio de salida, lo creas
o no, ¡después de haber visto la casa sólo una vez! ¡Papá y mamá lo pensaron
aproximadamente veinte segundos y dijeron que sí!
ALEX: ¡No!
ROSIE: ¡Sí! Al parecer la mujer está embarazada de ocho meses y viven en un piso muy
pequeño y necesitan mudarse enseguida, antes de que nazca el bebé y tengan
que bañarlo en el fregadero y jugar en el balcón.
ALEX: ¡No!
ROSIE: ¡Sí! Papá y mamá se deshicieron en disculpas y tal, pero no los culpo porque al
fin y al cabo se trata de su vida y, francamente, tendrían que haber dejado de
preocuparse por mí en cuanto me fui de casa por primera vez. Así que en
cuestión de días han vendido la casa, todo está guardado en cajas y han
comprado una casa por prácticamente nada en Connemara. Los muebles se
subastan mañana (aparte de las cuatro cosas que me he agenciado), y el resto
lo trasladan también mañana a la casa nueva (que queda a horas de aquí).
Papá y mamá ya han comprado pasajes para irse de crucero durante dos
meses y se marchan el lunes.
ALEX: ¡No!
ROSIE: ¡Sí! Esto significa que tuve que llamar corriendo a la gente que me había
ofrecido el empleo que ya había rechazado —sin demasiada educación, debo
añadir—. Tuve que deshacerme en disculpas e intentar convencerlos de que
realmente deseaba el trabajo después de todo. Estaban muy molestos y me
dijeron que no me necesitaban hasta agosto. Así que hoy Katie ha pasado el
día con Brian mientras yo he salido a buscar casa a la desesperada.
ALEX: ¡No!
ROSIE: ¡Sí! Todo lo que más o menos entraba en mi presupuesto era espantoso. Los
apartamentos eran demasiado caros, demasiado pequeños o quedaban
demasiado lejos de mi trabajo y el colegio de Katie. Entonces papá y mamá
han comentado mis problemas personales (como suelen hacer) con la joven
pareja enfermizamente feliz que está a punto de embarcarse en la dicha de la
vida familiar mientras masacran el hogar de mi infancia. Y dado que papá y
mamá han sido tan rápidos y comprensivos ante su necesidad de mudarse
cuanto antes, han sugerido que yo ocupara el piso que ellos acaban de
desocupar con la intención de alquilarlo.
ALEX: ¡No!
ROSIE: ¡Sí! Pero lo que ocurre es que ya lo han alquilado por unas pocas semanas a un
grupo de estudiantes, de modo que tengo que esperar hasta que lo dejen. Y
para entonces seguro que estará asquerosamente sucio y apestoso.
ALEX: ¡No!
ROSIE: ¡Sí! ¿Y dónde voy a vivir mientras espero?, te oigo preguntar. Bien, veamos, mis
padres se han mudado a Connemara, como ahora sabes. Kev vive en las
dependencias del personal del Two Lakes Hotel de Kilkenny, Steph vive en
Francia, Ruby sólo tiene dos dormitorios y Katie y yo no cabemos, y tú estás
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