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Las Revoluciones liberales
Los monarcas a quines el Congreso de Viena devolvió sus
La abdicación de Napoleón supuso la disolución del Imperio tronos, abolieron las Constituciones que habían promulgado
Francés. Los países vencedores –Gran Bretaña, Austria, los revolucionarios y volvieron a implantar el absolutismo
Prusia y Rusia- procuraron borrar de Europa la experiencia político. Es decir, sustituyeron el sistema de gobierno basado
de la Revolución Francesa. Por ello, en 1814 se reunieron en en la soberanía nacional y caracterizado por la división de
Viena los representantes de los Estados europeos con el fin poderes –creado en Francia por la Revolución –por el sistema
de delinear un nuevo orden político. Sus dos preocupaciones anterior, que se fundamentaba en el derecho divino de los
principales fueron la restauración de los principios reyes (absolutismo). A lo sumo, algunos monarcas –como
de la monarquía en Europa y el establecimiento de un Luis XVIII en Francia- promulgaron Cartas Otorgadas
sistema de relaciones internacionales que evitara conflictos que reconocían algunos derechos individuales y establecían
armados de las dimensiones de las guerras napoleónicas: el cámaras representativas, pero como una concesión del rey
equilibrio europeo. y no como reconocimiento de un derecho de la sociedad.
El orden político absolutista de la época se llamó sistema
El Congreso de Viena Metternich, nombre dado en honor del canciller austriaco
Las figuras dominantes del Congreso reunido en Viena que fue su máximo impulsor y defensor.
(desde setiembre de 1814) fueron el zar de Rusia, Alejandro
I, el ministro de Relaciones Exteriores austriaco, Klemens Sin embargo, se mantuvo el dominio de la ley como
von Metternich, y el ministro francés Talleyrand. Francia, reguladora de las relaciones sociales.
que fue invitada a participar en el Congreso, desempeñó, Las alianzas internacionales
gracias a la habilidad de su representante, un papel muy La unión de las potencias europeas había sido fundamental
destacado como árbitro de los intereses contrapuestos de para la derrota final de Napoleón. Conscientes de la fuerza
Rusia, Austria en el este de Europa. que les daba su unión, Rusia, Austria y Prusia firmaron en
1815 el Tratado de la Santa Alianza, a la que se unieron
El Congreso se guió por dos principios: el principio de posteriormente Francia y España. Su misión consistía en
legitimidad, que se manifestó en la reposición en sus intervenir militarmente en aquellos países amenazados por
tronos de todos los monarcas depuestos por la Revolución y una revolución contraria a los intereses del absolutismo.
Napoleón: y el principio del equilibrio, que se concretó Finalmente, la Santa Alianza no jugó un papel político
en un reparto proporcional de territorios entre las potencias importante, sólo afianzó el sistema de congresos.
vencedoras.
Años más tarde, en 1818, Gran Bretaña, Austria, Rusia y
Prusia conformaron la Cuádruple Alianza, a la que Francia
El resultado fue un nuevo mapa de Europa con el que se fue admitida posteriormente. La aceptación de Francia tuvo
pretendía asegurar la paz y la estabilidad en el continente. por finalidad evitar nuevos movimientos revolucionarios
Francia redujo su territorio a los límites que ocupaba antes o bonapartistas, pues las potencias fundadoras renovaron
de 1789, y en su frontera se crearon pequeños Estados entre sí las cláusulas que sobre el tema suscribieron en 1815.
para impedir una nueva expansión francesa en Europa.
Gran Bretaña, que mantenía su poderío naval, se convirtió Sin embargo, las fisuras en el orden restaurado no tardaron
en la gran potencia. Tras la derrota definitiva de Napoleón en manifestarse: en 1820 estallaron movimientos liberales
en Waterloo (1815), los acuerdos del Congreso se hicieron en Italia y España, y para hacerles frente, Metternich
efectivos. propuso el establecimiento del principio de intervención.
De acuerdo con este principio, las grandes potencias tenían
derecho a enviar tropas con la finalidad de restablecer
a los monarcas legítimos en sus tronos. Gran Bretaña
rechazó el principio de intervención, lo que no impidió
que las potencias restantes actuaran, restableciendo el
orden absolutista donde fuese necesario. Un ejemplo fue su
intervención en España en 1823 para poner fin al régimen
liberal implantado en 1820.
La restauración del absolutismo era una tarea imposible,
pues suponía una política opresiva para la mayoría de
la población, ya que se planteaba en un contexto en el
que los avances de la Revolución Industrial modificaban
profundamente las condiciones de vida de las clases
populares y daban origen a las burguesías y clases medias,
que luchaban por participar con plenos derechos en la vida
pública.
El retorno al absolutismo político
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