Page 16 - Osho - El Equilibrio Cuerpo Mente_Lucid
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presenta un aspecto infeliz, así tendrás todas las simpatías, así todo
el mundo te hará caso. Aparenta estar enfermo: adquirirás
importancia. Un niño enfermo se convierte en un dictador, toda la
familia debe hacer lo que él dice; sus deseos son órdenes.
Cuando eres feliz, nadie te escucha. Cuando está sano, nadie
le hace caso. Cuando es perfecto, nadie está pendiente. Muy desde
el principio empezamos a elegir lo infeliz, lo triste, lo pesimista, el
lado oscuro de la vida. Eso por un lado.
Lo segundo es lo siguiente: siempre que eres feliz, siempre
que estás contento, siempre que te sientes extático y satisfecho,
todo el mundo tiene envidia de ti. La envidia significa que todos son
antagónicos, nadie es amistoso; en ese momento todos son
enemigos. Por consiguiente, has aprendido a no sentir éxtasis, para
que nadie pueda ser contrario a ti; no debes mostrar tu gozo, no
debes reír. Mira a la gente cuando ríe. Lo hace muy
cuidadosamente. No es una risa visceral, no sale de lo más
profundo de su ser. Primero te miran, luego te juzgan… y después
ríen. Además ríen hasta cierto punto, al punto que tú puedes
tolerar, al punto que no quede fuera de lugar, al punto en donde
nadie pueda sentir envidia.
Incluso nuestras sonrisas son estratégicas. La risa ha
desaparecido, la felicidad es una total desconocida, y el sentir
éxtasis es casi imposible porque es algo que no está permitido. Si
eres infeliz, nadie pensará que estás loco. Si estás extasiado y
bailas, todos te tomarán por loco. La danza es rechazada, el canto
no se tolera. Vemos a un hombre feliz; enseguida pensamos que
algo no marcha bien.
¿Qué clase de sociedad es ésta? Si alguien es desgraciado
todo va bien; la persona encaja porque la sociedad entera es más o
menos infeliz. Esa persona es miembro, pertenece a esa sociedad.
Si alguien llega a sentir éxtasis creemos que se ha vuelto loco, que
ha perdido la cabeza. No pertenece a nuestra comunidad, por lo que
sentimos envidia.
A causa de la envidia lo condenamos. Movidos por la envidia
intentaremos de cualquier modo devolverlo a su antiguo estado. A
ese estado lo llamamos normalidad. Los psicoanalistas ayudarán;
los psiquiatras también intentarán devolver a ese hombre a su
habitual desdicha.
La sociedad no puede tolerar el éxtasis. Pero éste es la gran
revolución. Repito: el éxtasis es la gran revolución. Si la gente
pasara a un estado de éxtasis toda la sociedad tendría que cambiar,
porque ella está basada en la desdicha.
Si la gente es feliz no la puedes conducir a la guerra: a
Vietnam, o a Egipto, o a Israel. No alguien que es dichoso se reirá y
dirá: ¡Qué tontería! Si la gente es dichosa no la puedes obsesionar
por el dinero. No desperdiciará su vida acumulando dinero. Le
parecerá cosa de locos que una persona destruya su vida entera,
que la desperdicie tan sólo por dinero, algo tan sin sentido como