Page 31 - Deepak Chopra - Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo.
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EN LA PRÁCTICA:
                                        Cómo reinterpretar tu cuerpo



               El primer paso para experimentar tu cuerpo de manera diferente es cambiar la interpretación que le
               das. No hay dos personas que experimenten su cuerpo exactamente de igual forma, porque cada uno
               interpreta  la  experiencia  (incluida la experiencia de habitar un cuerpo) según sus propias creencias
               personales,  valores,  supuestos  y  memorias.  Un   cuerpo  que  envejece  involucra  un  estilo  de
               interpretación; un cuerpo sin edad tiene en sí el estilo opuesto.
                  Intenta desprenderte del supuesto de que tu cuerpo envejece porque así son las cosas. Si estás
               seguro de que envejecer es natural, inevitable y normal, no pretendo que borres esos supuestos al
               instante.  Aunque  lo  intentaras,  no  podrías,  porque  el  viejo  paradigma  nos  ha  enseñado  a  todos  a
               aceptar  esos  supuestos  sin  cuestionamiento.  Sin  embargo,  sin  dejar  de  respetar  tus  profundas
               creencias sobre el envejecimiento, la enfermedad y la muerte, autorízate a apartar por un momento el
               antiguo paradigma.
                  La  visión  cuántica  del  mundo,  o  paradigma  nuevo,  nos  enseña  que  estamos  constantemente
               haciendo  y  deshaciendo  nuestro  cuerpo.  Bajo  la  ilusión  de  que  es  un  objeto  sólido  y  estable,  el
               cuerpo es un proceso; mientras ese proceso se dirija hacia la renovación, las células del cuerpo se
               mantendrán nuevas, por mucho tiempo que pase y por más expuestos que estemos a la entropía.
                  El  gran  enemigo  de  la  renovación  es  el  hábito;  cuando  aplicamos  al  presente  petrificadas
               interpretaciones del pasado, siempre habrá un vacío, un mal ajuste entre la necesidad del momento y
               la solución del pasado. Para tener un cuerpo renovado debes estar dispuesto a tener percepciones
               nuevas que den origen a soluciones nuevas. Los ejercicios siguientes están ideados para ayudarte a
               abrir nuevas percepciones. Algunos sirven para absorber el nuevo conocimiento de la visión cuántica
               del mundo, según se aplique a tu cuerpo. Otros son ejercicios de experiencias nuevas para adquirir
               una  sensación  interna  de  ese  plano  carente  de  edad  que  existe  en  tu  cuerpo.  Según  avancemos
               hacia  los  ejercicios  posteriores,  lo  ideal  será  que  el  conocimiento  y  la  experiencia  comiencen  a
               fundirse. Ésa es la señal de que estás asimilando plenamente esa nueva visión del mundo, en vez de
               la antigua.

                                     EJERCICIO 1: VER A TRAVÉS DE LA MÁSCARA DE LA MATERIA

               El  paso  más  importante  para  adquirir  la  experiencia  del  cuerpo  sin  edad  es  descongelar  las
               percepciones que te han encerrado en sensaciones de aislamiento, fragmentación y división. Estas
               percepciones  aisladas  refuerzan  la  idea  de  que  sólo  se  puede  creer  en  la  realidad  de  los  cinco
               sentidos. Por lo tanto, veamos si podemos ir más allá de los sentidos para buscar un plano de expe-
               riencia trascendente, que es, de hecho, más real que el mundo de los sentidos.
                  Mírate  la  mano  y  examínala  con  atención.  Sigue  sus  líneas  y  sus  pliegues  familiares,  palpa  la
               textura de la piel, la flexible carne que acolcha la sumergida dureza del hueso. Ésta es la mano que te
               revelan  tus  sentidos:  un  objeto  material,  compuesto  de  carne  y  sangre.  En  este  primer  ejercicio,
               intentaremos  «descongelar»   tu  mano  y  brindarte  una  experiencia  diferente  de  ella,  más  allá  del
               alcance de tus sentidos.


               Mientras retienes la imagen de tu mano en el ojo de la mente, imagina que la estás examinando con
               un microscopio de alta potencia, cuya lente puede penetrar en los tejidos más finos de la materia y la
               energía.  En  la  potencia  más  baja,  ya  no  ves  carne  lisa,  sino  un  grupo  de  células  individuales
               flojamente  ligadas  por  tejido  conjuntivo.  Cada  célula  es  una  bolsa  acuosa  de  proteínas  que  se
               presentan  como   largas  cadenas  de  moléculas  más  pequeñas  vinculadas  por  lazos  invisibles.  Al
               acercarte  más,  ves  átomos  separados  de  hidrógeno,  carbono,  oxígeno,  etcétera,  que  no  tienen
               ninguna solidez; son sombras fantasmales y vibrantes que el microscopio revela como trozos de luz y
               oscuridad.
                  Has  llegado  al  límite  entre  la  materia  y  la  energía,  pues  las  partículas  subatómicas  que  forman
               cada  átomo  (arremolinados  electrones  que  bailan  alrededor  de  un  centro  nuclear  de  protones  y
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