Page 107 - La introduccion de la Segunda Venida de Cristo a Su Iglesia.indb
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La Segunda Venida de CriSto    101

               la cadena estaba enganchada contra una gran roca en el este. Y volví allí, y pensé en soltar la
               cadena, y luego ir a buscar las manzanas para el hombre”. Dijo: “Empecé a soltar la cadena”.
                   259  Dijo: “Una voz sacudió toda la tierra”. Dijo: “La tierra tembló bajo mis pies”. Y dijo:
               “Después de que dejó de temblar, oí una voz”. Y dijo: “Hermano Branham, era su voz”, dijo:
               “Lo sabía; había algo que decía eso”. Dijo: “Dijo: ‘¡Cabalgaré este sendero una vez más!’”.
                   260  Y dijo: “Empecé a mirar hacia arriba de la roca, así, y miré, más allá de las nubes. Y allá
               arriba, parado en una roca que se extendía desde el este hasta el oeste, en una forma puntiaguda
               así, como una pirámide, volviendo hacia el este, y (dijo) allí estaba usted parado allí, en un
               caballo como nunca había visto en mi vida; gran caballo blanco, con crines blancas colgando”.
               Y dijo: “Estaba vestido como un jefe indio, con todas las cosas que usan los indios”. Dijo:
               “Tenía una pechera; esos brazaletes en los brazos, y todo alrededor así”. Dijo: “Tenía las manos
               levantadas así”. Y dijo: “Ese caballo parado ahí como un caballo militar, con una cabriola así,
               caminando”, yo parado. Y dijo: “Usted tiró de las riendas y se fue cabalgando hacia el oeste”.
                   261  Dijo: “Miré allí abajo, y había un montón de científicos”. Y a la mañana siguiente…
               Eso fue el sábado. A la mañana siguiente, prediqué sobre los científicos, ya saben, que son del
               diablo. Y dije: “Los científicos allí estaban vertiendo cosas en tubos, y mezclándolo”. Dijo:
               “Usted detuvo el caballo, levantó las manos de nuevo y gritó: ‘¡Cabalgaré este sendero una vez
               más!’”. Y dijo: “La tierra entera tembló. La gente se estremeció (dijo) levantaron la vista y se
               miraron unos a otros, así, y le miraron a usted. Sólo se encogieron de hombros, siguieron con
               su investigación científica”. Y dijo: “Usted comenzó a ir hacia el oeste”.
                   262  “Y cuando lo hizo (dijo), vi a este hombre que se llamaba a sí mismo profeta (dijo);
               vino en un caballo que estaba mezclado con blanco y negro juntos”. Y dijo: “Él se puso detrás
               de este gran caballo”. Dijo: “Estaba muy por encima de las nubes, y el camino no era más o
               menos tan ancho”. Y dijo: “Ese caballo simplemente anduvo bailando al viento, que soplaba las
               plumas y todo en la vestimenta suya”. Y dijo: “Entonces la crin del caballo y la cola soplando.
               Gran maestro, gran caballo blanco, caminando en línea”. Y dijo: “Este individuo corrió detrás
               de usted, viniendo como del rumbo de Canadá”, y el hombre vive en Canadá. Y dijo: “Volvió
               y tomó su caballo pequeño, tratando de derribar el caballo grande suyo; volteándolo; haciendo
               que sus caderas golpearan contra él…”. Dijo: “Nunca movió el caballo grande; sólo siguió
               caminando”.
                   263  Dijo: “Entonces, de repente se dio la vuelta”. Dijo: “Esa sería la tercera vez que usted
               habló; pero la segunda vez usted dijo: ‘Yo cabalgaré’”. Y dijo: “Usted no habló cómo lo hizo.
               Usted ordenó”. Dijo: “Usted se dio la vuelta y llamó al hombre por su nombre, y dijo: ‘¡Sal
               de aquí! Sabes que ningún hombre puede recorrer este camino aquí sin que Dios se lo ordene.
               Quítate de aquí!’”.
                   264  Y dijo: “El hombre se dio la vuelta”. Y dijo: “El hombre me ha escrito cartas”. Y dijo:
               “A lo ancho de las caderas de su caballo (ese negro y gris, y mezclados juntos; dijo), a lo ancho
               de las caderas de su caballo fue escrito su nombre, firma exactamente como está en su carta. Y
               cabalgó hacia el norte”.
                   265  Dijo: “Entonces bajó; ese gran caballo dio la vuelta tan al oeste como podía”. Dijo:
               “Usted se paró y levantó  las manos  así”. Entonces él comenzó  a llorar. Dijo: “Hermano
               Branham, al ver ese caballo parado allí; todo ese sombrero de guerra y todo eso, y esa pechera
               y todo brillando”. Dijo: “Usted levantó las manos por un rato”. Y dijo: “Usted miró hacia abajo
               de nuevo, recogió las riendas, y dijo: ‘Voy a cabalgar este camino sólo una vez más’”. Y dijo:
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