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Poesía


                     Casimiro Ramírez Tenorio



                                               Yo tenía un amigo en un periódico


                                          Yo era joven aún
                                          y tenía entonces un amigo
                                          que escribía crónicas sobre los libros de los poetas
                                          en un periódico.
                                          Y empecé a esperar que un día
                                          me llamara para decirme que escribiría una crónica
                                          sobre el primer libro de poemas que yo había publicado.
                                          Pero no lo hizo. Y mis otros amigos
                                          me advirtieron que esperaría en vano
                                          la crónica que aquel abnegado amigo mío
                                          escribiría sobre mi segundo libro.
                                          Y yo les decía que no,
                                          que no esperaría su llamada en vano.
                                          Y así pasó la primavera, luego el verano y el otoño.

                                          Y por fin una tarde de invierno me llamó.
                                          Y volvió entonces para mí sobre la nieve

                                          a florecer la primavera.
                                          Pero aquel amigo que escribía crónicas en el periódico
                                          me había llamado solamente
                                          para pedirme prestados doscientos dólares.
                                          Debía irse de viaje al Cusco
                                          con una poeta de veinte años
                                          después de haberle escrito una crónica
                                          sobre su primer libro de versos.





                                               Las flores, los versos y la Coca-Cola

                                             En vano aquel verano triste
                                             y ciego                                                             67
                                             como tu voz o quizás como tu nombre,

                                             traté de conquistarte con flores y con versos.

                                             Tú siempre te mostraste
                                                      como una torre silenciosa
                                             o un paraíso inexpugnable.
                                             Y a mí, que creía conocerte como a la palma de mi mano,
                                             nunca se me ocurrió en ningún lado
                                             (como al hombre con el que hoy estás)
                                                    que tú solo eras
                                             una de esas pobres mujeres a las que se conquista,
                                             no con flores ni con versos, sino

                                             con solo una porción de chicharrones
                                             de cerdo y una Coca-Cola,
                                                           cada fin de semana.

                                                                                  De Cuaderno de poemas impublicables
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