Page 189 - Biografia
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Jorge Humberto Barahona González



            inversionistas de David Murcia Guzmán (extraditado inmediatamente), eso a mí no me
            interesaba, pero si me perjudico, si uno supiera sonde se va a caer, pues pasa gatean-
            do, decía mi abuela, no lo creen…?, esto lo comento ante ustedes, apreciados lectores,
            para que empiecen a criticar y juzgar mi actuación.


               Más bien, porque no vamos a comerciales, descansemos un poco de la lectura que
            esta interesante y disfrutemos una torta de queso, unos muffins o un brownie (que en
            mi época los conocíamos como “negros”), o que tal una milhoja, un bizcocho de cho-
            colate del Cyrano, o una mantecada y de sobremesa, que tal un masato o una avena
            caleña…? Ahh…! Que ricooo…! Ahora sí, continuemos.


               Todo lo que fue el sistema de pirámides, (usted lleva 4 personas más y después esas
            4 llevan otras 4 cada una, todas invierten. Los primeros inversionistas, o sea, la base de
            la pirámide, son los que ganan, los que recuperan su inversión, ya los del tercer y cuar-
            to piso de la pirámide, son los que quedan mamando, así es como funciona la estafa),
            las compra ventas, los prestamos gota a gota y en general, todo lo que fuera en contra
            del sistema bancario (organización Luis Carlos Sarmiento Angulo), los persiguieron y
            los hicieron cerrar, por orden del señor Sarmiento Angulo, ya que según él, David Mur-
            cia Guzmán, que es un genio, lo estaba quebrando.


               Me empezaron a citar a reuniones de inversionistas, de 5 a 20 millones de pesos (ahí
            estaba yo), en un lado y otro de Bogotá, de noche, en las tardes y en las mañanas, con
            unos misterios que para que les cuento. A los quince días de estar en estas, me citaron
            en Fusagasugá, para disque la devolución del dinero invertido, pero son intereses, eso
            fue toda una mamadera de gallo (si desea conocer de más reuniones y el desenlace
            de esta desgarradora historia, le toca hablar privadamente conmigo, saboreando un
            granizado de néctar verde. Ahh…! Que ricooo…! Salud… chin-chin… y continuemos.


               Pero en fin, no le echemos más sal a la herida, perder por conocer no es perder, esa
            platica, se perdió, pero el enano, o sea yo, se divirtió. En este mal paso debía actuar
            solo y con mucha discreción, como lo hice. La vida continuaba, la solución, conseguir
            trabajo y echar pa’lante, porque pa’tras, asustan y como dice el proverbio chino, “si te
            caes siete veces… levántate ocho”. Arme nuevamente mi hoja de vida y uno de los do-
            cumentos requeridos, era el certificado judicial que, en esa época, se debía solicitar en
            el D.A.S (tristemente fallecido) y tener en la mano, treinta y nueve mil pesos en efectivo,
            y que creen, la vida me tenía otra sorpresa, esta la encontrara en el capitulo “Aventura
            en puerto Berrío” y continuemos.


               Porque hago referencia a esto…?, porque cuando pase mis papeles para verificación
            en el D.A.S, grita un funcionario de esta institución: “El señor Jorge Humberto Barahona
            González…?”, “Si señor”, contesté y el funcionario me dice: “Aquí…!, por  favor, pase
            a la oficina de la izquierda”. En esa oficina, había un letrero grande que decía:  “Líos






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