Page 184 - Biografia
P. 184
Yo Beto: Una Historia Chévere para contar
mijo, la compañía nunca se enterara de su mentira (y así fue), usted va a atender su
cargo a la altura”, a lo que le respondí: “Pero doña Blanquita, ya me da pena con Hugo
para reforzar las clases de conducción que me da los sábados”, y ella me dice: “Déjeme
yo hablo con Marito (así le decía), porque se que el es un experto chófer, hasta “Cara-
vanero” ha sido y eso es chófer de altas ligas, yo confío en el y se que lo saca adelante,
nunca lo dejaría morir”. Que que es caravanero...? Averígualo Vargas, o sino, dejemos
así ahijadito
No se como hizo, lo cierto es que a los ocho días, encontré a mi ángel de la guarda
Mario Vigoya, y me dice: “Que hubo Beto, que hay que hacer...?”, Los Vigoya siempre
han sido así. Don Alfonso, su padre, fue compañero de mi padre en la época en la que
estuvieron en los taxis rojos, de propiedad de Leonidas Lara que, cuando se encontra-
ban, era fiesta nacional. La señora Inés, la mama de Mario, una señora encantadora,
Héctor Alfonso el ex de mi hermana, padre de Javier y Carolina (mis sobrinos favori-
tos y los únicos que tengo), Cecilia la hermana de mi ángel de la guarda y Santiago
(Q.E.P.D), también un amigado y bacán. Le conté a Mario mi situación y el con esa
frescura y hermandad que lo caracteriza me dice: “Doña Blanquita, (como Mario le
decía), me comento el tremendo chicharrón suyo, pero tranquilo, no se atortole que ya
estoy aquí, vamos a hacer lo siguiente, desde el próximo evento, ya sea en Bogotá, en
Cundinamarca o donde sea, yo le manejo la camioneta y usted como copiloto, poco a
poco va aprendiendo como es la vuelta y cuando vayamos llegando a los sitios, unos
metros antes, cambiamos de sitio y listo...!”.
Estimados lectores y lectoras, este apoyo incondicional de Mario Vigoya fue vital,
porque los meses siguientes, con este método, me convertiría en uno de los mejores
conductores de carretera, por eso asistí a cinco vueltas a Colombia, como conductor
calificado y certificado por la federación colombiana de ciclismo que, sin la ayuda de
Mario Vigoya, hubiera sido imposible.
Un millón de gracias, eres mi amigo, concuñado y hermano de la vida, como lo soy
con tu hermano Héctor Alfonso. Siempre estarás en el llavero de mis afectos. Cuenta
conmigo para lo que sea, estaré eternamente agradecido, sin ti, no lo hubiera logrado.
No olvides ni eches en saco roto, la idea de organizar una escuela de conducción, al
fin y al cabo, yo mejor que nadie se el excelente maestro que eres. Por eso estas en
este capitulo de oro “Los Ángeles de Beto”
JOSÉ CALDERÓN
Hacía más de 20 años que no me veía con José, fue mi compañero y jefe en Co-
ca-Cola, él era el supervisor de ventas, zona poblaciones y promotor de ventas y publi-
cidad, o como me decía mi padre, era un chófer con corbata.
184