Page 57 - Biografia
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Jorge Humberto Barahona González


            me dio fortaleza física y espiritual y un consejo que nunca olvido. “El renunciar es de
            cobardes...! Mas bien, pellisquese y métase a la “rosca” grande y aprenda otro
            cargo, para que lo pasen a oficinas rápido...!”


               ...Y así fue, a los ocho meses, aprendí a “liquidar planillas”, era todo un arte, los
            liquidadores (de donde venia yo) contaban los camiones físicamente, en la fila que
            se hacia en la parte de afuera de la embotelladora y por ventanillas, nos pasaban a
            nosotros, que estábamos sentados en lo sequito, en la oficina de recibo, los conteos
            para ser liquidados a mano (ya que en esa época 1975, ni idea de computadores), era
            con agilidad mental, buena escritura de números y manejo de calculadora y sumadora
            eléctrica Sharp, y bendito sea Dios, en esta labor fui excelente.


               Durante dos años, hacia tres turnos, muchas veces me doblaba de turno y me ga-
            naba dinero extra (la juventud mijo... la juventud); una noche en la casa le comente a
            la negra el cansancio y stress que manejaba, ya que trabajaba de domingo a domingo
            los tres turnos, y como siempre, para bien, mi mamacita negra,  se quedo mirándome,
            me dio un beso apasionado y me dijo. “Desde mañana vas a buscar otra “rosca”
            mas grande y aprende otra cosa para ascender de cargo dentro de la sección de
            liquidación...!”


               ...Y que creen que hice...! siii... Así lo hice, empece a aprender a ser “cajero recibidor”
            (si tenia turno en la tarde, aprendía en las mañanas y si tenia turno en las mañanas,
            aprendía en las tardes). Este ya era un “club” mas exclusivo, una “rosca” mas cerrada,
            eramos ocho, uno en la mañana y siete en la tarde. Aquí les recomiendo leer, en este
            mismo libro, el capitulo “Los ángeles de Beto” y conocerán detalles de mi graduación
            como “cajero recibidor” y quien era mi instructor y padrino en el club de cajeros, el señor
            Jorge Soto, a quien le agradezco eternamente lo que hizo por mi. Después de llegar a
            ser, no solamente “cajero recibidor” sino también cajero principal, coordinador de caje-
            ros ante los bancos y las transportadoras de valores, pase a ser candidato a ser jefe del
            departamento de liquidación, y con la misma técnica y consejera de cabecera, lo  logre.


               Pero lo mio no eran los números. Ya habían transcurrido cinco años en Coca-Cola,
            ya era amigo de los jefes y compañeros de las otras secciones de Coca-Cola Fonti-
            bón. Era corresponsal de la revista “Chispita” a nivel nacional, delegado de liquidación
            ante el sindicato patronal de la empresa, miembro del consejo de administración de
            la cooperativa,  antiguamente  fondo de empleados,  cooperado  fundador  de “Cooin-
            degabo”, que gracias a Dios, hoy en el 2020, aun existe. Consulte con mi asesora
            y    patrocinadora, la negra, esa noche, porque escogía la noche...?  Ustedes saben
            porque... beso viene, beso va, pregunta viene, respuesta también...en todo caso era
            relajante y ricooo. “Negra, amor, deseo ascender y cambiarle el rumbo a mi vida en
            la empresa”, y como siempre, me dio un beso, me miro fijamente y me dijo: “Te fi-
            jas que si podías...? Ya sabes como hacerlo, misma técnica... Nueva “rosca” y
            p’alante... Como elefante...!”.  Lo mio era la publicidad, las relaciones publicas, las




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