Page 334 - ANTOLOGÍA POÉTICA
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Otra vez el tiempo te ha traído
                  al cerco de mis sueños funerales.
                  Tu piel, cierta humedad salina,
                  tus ojos asombrados de otros días,
                  con tu voz han venido, con tu pelo.
                  El tiempo, muchacha, que trabaja
                  como loba que entierra a sus cachorros
                  como óxido en las armas de caza,
                  como alga en la quilla del navío,
                  como lengua que lame la sal de los dormidos,
                  como el aire que sube de las minas,
                  cono tren en la noche de las páramos.
                  De su opaco trabajo nos nutrimos
                  como pan de cristiano o rancia carne
                  que enjuta la fiebre de los ghettos
                  a la sombra del tiempo, amiga mía,
                  un agua mansa de acequia me devuelve
                  lo que guardo de ti para ayudarme
                  a llegar hasta el fin de cada día.


                  Si oyes correr el agua

                  Si oyes correr el agua en las acequias,
                  su manso sueño pasar entre penumbras y musgos,
                  con el apagado sonido de algo
                  que tiende a demorarse en la sombra vegetal.
                  Si tienes suerte y preservas ese instante
                  con el temblor de los helechos que no cesa,
                  con el atónito limo que se debate
                  en el cauce inmutable y siempre en viaje.
                  Si tienes la paciencia del guijarro,
                  su voz callada, su gris acento sin aristas,
                  y aguardas hasta que la luz haga su entrada,
                  es bueno que sepas que allí van a llamarte
                  con un nombre nunca antes pronunciado.
                  Toda la ardua armonía del mundo
                  es probable que entonces te sea revelada,
                  pero sólo por esta vez.
                  ¿Sabrás, acaso, descifrarla en el rumor del agua
                  que se evade sin remedio y para siempre?




                                                    DEDICATORIA


                  DE: Santiago Falla

                  Para: Sofia Andrade
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