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RASSINIER : La mentira de Ulises
le salvaban la vida sumándose los unos a los otros.
CINE, DEPORTES.
«Una o dos veces por semana, a menudo con interrupciones bastante largas,
el cine presentaba películas divertidas y documentales. Dadas las horribles
condiciones de existencia que reinaban en los campos, más de un camarada no se
decidía a ir al cine.» (Página 128.)
«Cosa extraña, en los campos había algo parecido al deporte. No obstante,
las condiciones de vida no se prestaban especialmente a ello. Pero había sin
embargo jóvenes que creían tener aún fuerzas para gastar, y lograron obtener de la
S.S. autorización para jugar al fútbol.
»Y los débiles que apenas podían caminar, los seres descarnados, los
consumidos, los medio muertos sobre sus piernas temblorosas, los hambrientos,
asistían con placer a este espectáculo...» (Páginas 124 y 125.)
Estos débiles, estos hambrientos, estos medio muertos de los que dice Eugen Kogon
que asistían con placer, aunque fuese de pie, a un partido de fútbol, son los mismos de los
que piensa que, dadas las horribles condiciones de existencia, no tenían el ánimo para ir al
cine, donde se estaba sentado.
La verdad es que no iban al cine porque cada vez que había sesión todas las plazas
estaban reservadas para la gente de la Häftlingsführung En el fútbol era diferente: el terreno
estaba al aire libre, a la vista de todos, y el campo era grande. Todo el mundo podía asistir.
También era necesario que no se le ocurriese a algún Kapo el irrumpir con la porra en la mano
entre la masa de asistentes y empujase a todos estos desdichados hacia los bloques
[231] con el pretexto de que mejor harían en aprovechar la tarde del domingo para descansar.
Respecto a los «jóvenes que creían tener fuerzas para gastar» y que formaban los
equipos de fútbol, se trataba de gente de la HaftlingsfŸhrung o de sus protegidos: se
atiborraban de los alimentos robados a los que les miraban, no trabajaban y disponían por
tanto de buenas condiciones físicas.
LA CASA DE TOLERANCIA.
(
«El burdel era conocido con la pudorosa denominación de Sonderbau )...
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Para la gante que no tenía altas relaciones, el tiempo de visita estaba fijado en
veinte minutos... Por parte de la S.S. la finalidad de esta empresa era corromper a
los políticos... La dirección ilegal del campo había dado la consigna de no ir a él.
En conjunto, los políticos siguieron la consigna, de modo que el propósito de la
S.S. quedó frustrado.» (Páginas 170 y 171.)
Como el cine, el burdel sólo era accesible a la gente de la Häftlingsführung, la única
que por otra parte podía encontrarle alguna utilidad. Nadie se ha quejado nunca y todas las
discusiones que podrían establecerse en torno a este hecho no tienen ningún interés. Sin
embargo, quiero advertir que:
«Algunos presos sin moralidad, y entre ellos un gran número de políticos,
han mantenido horribles relaciones, primeramente a través de la homosexualidad,
luego con la pederastia tras la llegada de los jóvenes.» (Página 236.)
Mi opinión es que los políticos en cuestión hubiesen hecho major en ir al burdel, ya
que se les ofrecía la posibilidad. El razonamiento consistente en alabarles por haber rechazado
el ofrecimiento con el pretexto de no dejarse corromper (!...), se convierte en una monstruosa
impostura a partir del momento en que conduce a la corrupción de los jóvenes. Añado aún que
fue
[232] justamente para quitar toda excusa y justificación a esta corrupción de menores, para lo
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Casa especial.
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