Page 258 - Confesiones de un ganster economico
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haga. Lea un libro, haga ejercicio, siéntese a meditar. Recorte gastos de vivienda, de
fondo de armario, de coche, de la oficina, y de casi todos los demás aspectos de la vida.
Proteste contra los tratados de «libre» comercio y contra las compañías que explotan a
las gentes desesperadas en los talleres de la economía sumergida, o que se dedican a
saquear el medio ambiente.
Yo podría explicar que el sistema vigente todavía permite albergar muchas
esperanzas, que no hay nada inherentemente maléfico en los bancos, las
corporaciones y los gobiernos —o en las personas que los dirigen—, y que por
supuesto no es inevitable que constituyan una corporatocracia. Podría extenderme
sobre cómo los problemas a que nos enfrentamos hoy no son el resultado de unas
instituciones perversas, sino de unos conceptos falaces en relación con el desarrollo
económico. El defecto no está en las instituciones mismas, sino en nuestra percepción
de cómo funcionan y se relacionan las unas con las otras, así como de la función que
desempeñan los dirigentes en ese proceso.
En efecto, esas redes mundiales de comunicación y de distribución tan eficaces
podrían servirnos para alcanzar cambios positivos y compasivos. Imaginemos que las
alas desplegadas de Nike, los arcos de MacDonald's y el logotipo de Coca-Cola
llegasen a ser símbolos de unas compañías fundamentalmente dedicadas a vestir y
alimentar a los pobres del mundo, y haciéndolo de maneras beneficiosas para el medio
ambiente. Eso no es más utópico que llevar un hombre a la Luna, desintegrar la Unión
Soviética o crear las infraestructuras gracias a las cuales esas compañías llegan a
todos los rincones del planeta. Necesitamos una revolución en nuestro planteamiento
educativo. Que nosotros y nuestros hijos aprendamos a pensar, a cuestionar y a tener
el valor de actuar. Usted puede dar ejemplo. Sea maestro y alumno. Inspire con su
ejemplo a todas las personas que le rodean.
Yo invitaría a emprender acciones concretas que influyan sobre las instituciones de
nuestras vidas. Diga su opinión en todos los foros que se le ofrezcan, escriba cartas y
mensajes de correo electrónico, envíe por teléfono preguntas y mociones, acuda a las
elecciones para que haya juntas escolares, asociaciones de vecinos y concejos
municipales responsables. Cuando necesite comprar algo, hágalo de manera
consciente. Impliqúese personalmente.
Podría recordar lo que me dijeron los shuar en 1990: que el mundo es como lo
soñamos. Por tanto, la vieja pesadilla de industrias contaminantes, autovías atascadas
y ciudades superpobladas puede cambiarse por un nuevo sueño basado en el respeto a
la Tierra y en
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