Page 255 - Confesiones de un ganster economico
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                        mejorar la vida de la población... cuando la realidad era que tal sistema enriquecía a
                        unos pocos a expensas de la gran mayoría. Esa mentira y la explotación resultante
                        permanecieron y se desarrollaron durante decenios, hasta que un puñado de filósofos,
                        negociantes, granjeros, pescadores, colonizadores de la frontera, escritores y oradores
                        empezó a decir la verdad.
                           La palabra. Medité sobre ese poder mientras rellenaba la taza de café para regresar
                        luego a mi oficina y al ordenador.
                           Cerré la página de la CNN y abrí el documento en que había trabajado la víspera.
                        Releí la última frase escrita:

                            Esta historia debía ser contada. Vivimos en una época de crisis terrible [...] y de
                            tremendas oportunidades. A través de la peripecia de este gángster económico
                            que les habla se relata cómo hemos llegado adonde estamos y por qué nos
                            enfrentamos ahora a esas crisis que parecen insalvables. La historia debía ser
                            contada porque necesitamos comprender nuestros pasados errores para poder
                            aprovechar las oportunidades venideras [...] Y lo más importante, debía ser
                            contada porque hoy, por primera vez en la historia, un solo país tiene la capacidad,
                            el dinero y el poder necesarios para cambiar todo eso. Es el país en donde nací, al
                            que he servido como gángster económico: Estados Unidos de América.

                           Ahora estaba decidido a no dejarlo. Las coincidencias de mi vida y las elecciones
                        adoptadas como consecuencia de ellas me habían conducido a ese punto. A partir de
                        ahí, el movimiento no podía continuar sino adelante.
                           Por mi imaginación pasó de nuevo aquel hombre, el jinete solitario cabalgando a
                        través de la noche por las comarcas rurales de Nueva Inglaterra para dar la alarma a
                        los vecinos. El platero sabía que las palabras de Paine y de Jefferson le habían
                        precedido, y que los vecinos las habían leído en sus casas y discutido en las tabernas.
                        Paine había mostrado la verdad de la tiranía imperial británica. Jefferson proclamó que
                        nuestra nación se consagraría a los principios de la vida, la libertad y la búsqueda de la
                        felicidad. Reveré, mientras se adentraba en la oscuridad, tenía presente que los
                        hombres y las mujeres de las colonias habían recibido el estímulo de la palabra. Por
                        tanto, era seguro que se alzarían para luchar por un mundo mejor.
                           La palabra...
                           Tomé mi decisión de no aplazarlo más, de terminar lo que tantas veces






























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