Page 38 - Confesiones de un ganster economico
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«Están que se salen del mapa», gustaba decir Einar. Alzaba los dedos del papel
simulando un vuelo planeado y agregaba: «¡Una economía que va a despegar como un
pájaro!»
Einar salía a menudo de viaje, pero sus ausencias solían durar sólo dos o tres días.
Nadie hablaba mucho de ello, ni parecía que estuvieran enterados de adonde iba.
Cuando aparecía por los despachos, a menudo me invitaba al suyo para tomar unos
cafés y charlar. Entonces me preguntaba por Ann, por nuestro nuevo apartamento o
por el gato que nos habíamos traído de Ecuador. Cuando empecé a conocerlo un poco
más, me animé a dirigirle preguntas sobre su trabajo y sobre lo que se esperaba que yo
hiciera en el mío. Pero nunca recibí una contestación satisfactoria. Era maestro en el
arte de desviar las conversaciones. Una de esas veces me asestó una mirada peculiar.
-No tienes de qué preocuparte -dijo-. Tenemos grandes planes para ti. El otro día
estuve en Washington y ... -Se interrumpió a sí mismo, con una sonrisa inescrutable-.
En cualquier caso, ya sabes que tenemos un proyecto importante en Kuwait. Será poco
antes de que salgas para Indonesia. Te aconsejo que aproveches algo de tu tiempo para
informarte acerca de Kuwait. La biblioteca pública de Boston es un sitio estupendo
para ello, y podemos conseguirte pases para la del MIT y la de Harvard.
En consecuencia, pasé muchas horas en esas bibliotecas, sobre todo en la pública
de Boston, pues quedaba cerca de la oficina y casi pegada a mi apartamento en Back
Bay. Me familiaricé con Kuwait y además descubrí muchos libros de estadística
económica publicados por Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional y el
Banco Mundial. Sabiendo que se me exigiría la elaboración de modelos econométricos
para Indonesia y lava, se me ocurrió que podría entrenarme preparando uno para
Kuwait.
Sin embargo, yo había estudiado administración de empresas y no estaba preparado
para realizar cálculos econométricos, así que dediqué la mayor parte del tiempo a
tratar de cubrir esa laguna. Incluso me apunté a un par de cursos sobre la cuestión. En
este proceso descubrí que las estadísticas pueden manipularse y dar lugar a una gama
de conclusiones muy amplia, incluyendo las que corroboren las preferencias del
analista.
MAIN era una corporación machista. En 1971 sólo empleaba a cuatro mujeres en
cargos profesionales. Sin embargo, tendrían unas doscientas empleadas entre la
dotación de secretarias personales: una para cada vicepresidente y cada director de
departamento y el equipo de mecanógrafas a disposición de todos nosotros, los demás.
Yo estaba acostumbrado a esta discriminación de género, por lo que me sorprendió
especialmente lo que sucedió cierto día en la sala de lectura de la biblioteca pública.
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