Page 160 - Arquitectos del engaño
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El portavoz de esta conspiración internacional era H.G. Wells. En 1.884 había recibido una beca para
        estudiar en la Escuela Normal de Ciencias en South Kensington, donde durante tres años su maestro fue
        Thomas H. Huxley, un defensor consagrado de las falsas doctrinas de Darwin. Wells destacó su contribución
        decisiva en el debilitamiento del concepto de Dios.
               Después  de  la  Segunda  Guerra  Mundial,  los  hijos  de  Huxley,  Aldous  y  Julian  contribuyeron
        enormemente al lavado de cerebro de la generación más joven con la música rock, el sexo y las drogas,
        consiguiendo así el control social. Wells más tarde dijo que Hitler era su hermano gemelo en espíritu.
               Ya en 1.855, el socialista masón Alexander Herzen observaba: "Es posible llevar por mal camino a
        toda  una  generación,  cegarla,  embotarla  y  orientarla  hacia  objetivos  equivocados..."  (Alexander  Herzen,
        "Desde la otra orilla", Tallin, 1.970, p. 130).
               Durante la Primera Guerra Mundial, Wells dirigió el departamento de propaganda del servicio de
        inteligencia británico. Fue asesor de desarrollo del equipamiento militar en ambas guerras mundiales.
               En 1.901, Wells publicó "Anticipaciones de la reacción del progreso mecánico y científico sobre la
        vida  y  el  pensamiento  humano",  donde  por  primera  vez  introdujo  la  idea  de  una  'conspiración  abierta'
        conduciendo a un "estado del mundo con una sola lengua y un solo gobierno".
               Wells  exigía  matar  a  los  menos  valiosos.  La  Elite  debía  decidir  quién  era  menos  valioso.  Wells
        escribió:  "Con  una  multitud  de  criaturas  despreciables  y  tontas,  impulsadas  por  el  miedo  y  indefensas  e
        inútiles, infelices o odiosamente felices en medio de un sórdido deshonor, débiles, feas, ineficientes, nacidas
        de deseos sin límites e incrementándose y multiplicándose por pura incontinencia y estupidez, los hombres
        de la nueva República tendrán poca lástima y menos benevolencia."
               Wells enfatizaba: "Sostendrán, lo anticipo, que cierta parte de la población - una pequeña minoría,
        por ejemplo, que sufra indiscutiblemente enfermedades transmisibles, con trastornos mentales transmisibles,
        con estos horribles incurables hábitos mentales como el ansia de intoxicarse - existe sólo por tolerancia, por
        compasión  y  paciencia  y  con  la  condición  de  que  no  se  propaguen,  y  yo  no  preveo  ninguna  razón  para
        suponer que ellos dudarán en matar cuando se abuse de este sufrimiento...
               Tendrán un ideal que hará que matar valga la pena; como Abraham, tendrán fe para matar, y no
        tendrán ningún tipo de supersticiones sobre la muerte... Todos estos asesinatos se realizarán como un opio...
               Si se utilizan castigos disuasivos constantemente en el código del futuro, la disuasión tampoco será la
        muerte o la mutilación del cuerpo, ni la mutilación de la vida por encarcelamiento, ni ninguna de esas cosas
        horribles,  pero  el  dolor  causado  bien  científicamente,  no  dejará  más  que  un  recuerdo".  (Wells,
        "Anticipaciones a la reacción del progreso mecánico y científico sobre la vida y el pensamiento humano",
        Londres, 1.901, p. 299-300)
               En 1.905, publicó su libro "Una utopía moderna". Wells era de la opinión que la conspiración podía
        ser perfectamente pública, a diferencia de las tramas secretas de los masones franceses.
               En  su  panfleto  "La  conspiración  abierta:  Modelos  para  una  revolución  mundial"  (Londres,  1.929)
        Wells especificaba las principales características de la empresa masónica:
               • Control sobre los recursos naturales del mundo
               • Reducción de la población mundial mediante la guerra
               • Sustitución de un orden mundial multipolar, consistente en la soberanía de las naciones, por una
        dictadura mundial unipolar
               Wells pensaba que la sola existencia de estados nacionales conduciría a la guerra, inevitablemente y
        era mejor, por lo tanto, eliminarlos. Una raza suprema establecería el nuevo estado del mundo. El nuevo
        sacerdocio consistiría en "conspiradores al descubierto".
               Todo  esto  encaja  con  los  objetivos  del  Gran  Oriente,  como  publicó  en  1.982  en  su  revista:  "El
        concepto de raza, resultó ser irreal por los descubrimientos en biología, los conceptos de límites, aniquilados
        por el desarrollo de las comunicaciones, el concepto de clase, debilitado por el avance de la igualdad; todos
        estos conceptos anticuados deberían ser abolidos para integrar plenamente al hombre en un marco universal"
               Es, de hecho, la gran revolución de los tiempos modernos, la verdadera revolución, que permanece y
        de la que el Gran Oriente de Francia no puede estar ausente, si es que quiere mantenerse fiel a sus propios
        principios." (Humanisme, noviembre de 1.982, p. 84).
               Wells  enfatizaba  que  las  ideas  y  la  moral  deberían  ser  controladas  de  tal  manera  que  la  gente
        "voluntariamente" deseara el Nuevo Orden Mundial de 'la conspiración al descubierto', que sería introducido
        paso a paso.
               "La conspiración al descubierto" está prevista como una red insidiosa, un sistema ágil, desarrollada
        como una nación dentro de la nación, para finalmente abolir esta nación y establecer un gobierno mundial.
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