Page 157 - Arquitectos del engaño
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Los archivos secretos masónicos

               El Departamento de Estado de EE.UU. comenzó una estrecha cooperación con el Gran Oriente de
        Francia a finales de la década de 1.930, según lo demuestran documentos incluidos en los archivos del Gran
        Oriente, que fueron confiscados y llevados a los archivos especiales de Moscú en 1.945.
               En relación con la ocupación alemana durante la Segunda Guerra Mundial los masones de Francia se
        vieron afectados por serios contratiempos. El gobierno de Vichy, donde el mariscal Henri Philippe Petain
        tuvo un papel central, estaba en contra de la francmasonería y cerró el Gran Oriente en 1.940. El 13 de
        agosto  de  1.940,  el  mariscal  Petain  forzado  por  las  leyes  exigió  la  disolución  de  todas  las  sociedades
        secretas. Los funcionarios que eran masones fueron forzados a dimitir de sus cargos o de las logias. Petain
        detuvo a los principales masones (5.000 en total) y los envió a campos de concentración. Los conspiradores,
        sin embargo, llevaban a cabo sus actividades en los campos.
               Petain tuvo la oportunidad de confiscar los archivos de los masones, que habían sido entregados a los
        alemanes. Los masones se tomaron la revancha contra él en 1.945, cuando primero fue condenado a muerte
        y después a prisión de por vida. Noventa y seis masones, miembros del Parlamento, habían votado a favor de
        dar a Petain la autoridad para gobernar Vichy - Francia (Ghislaine Ottenheimer, Renaud Lecadre, "Les freres
        invisibles" / "Los hermanos invisibles", París, 2.001, p. 63).
               En 1.945, en el castillo de Altan en Nieder-Schlesien, el Ejército Rojo encontró 25 grandes vagones
        de  tren  que  contenían  material  de  archivo  altamente  sensible,  incluyendo  documentos  de  diversas  logias
        masónicas en Alemania, Francia, Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Polonia y Checoslovaquia (Platonov, op.
        cit. vol. 1, p. 3).
               Los  documentos  dieron  una  amplia  visión  del  poder  secreto  ejercido  por  la  francmasonería
        internacional. Todo el material se llevó a Moscú, donde formó la base del Archivo Especial de la Unión
        Soviética (Osoby Arkhiv, OA). Antes de la guerra el presidente de Checoslovaquia Edvard Benes (1.884-
        1.948)  también  había  demostrado  ser  un  francmasón  de  alto  rango.  Otro  importante  miembro  del  Gran
        Oriente era Émile Vandervelde (1.866-1.938), el ministro socialista de relaciones exteriores de Bélgica, que
        representó a su país en la Sociedad de Naciones en 1.925-1.927. Fue presidente de la Oficina Internacional
        Socialista (1.900-1.920) y de la Internacional de Trabajadores Socialistas (1.929-1.935).
               Con la ayuda de los archivos masónicos secretos, Stalin fue capaz de chantajear a varios políticos
        masónicos occidentales que temían la exposición de sus sombrías actividades.
               El extremista judío Andrei Kozyrev (en realidad Aaron Friedman) que después de la desaparición del
        comunismo llegó a ser Canciller ruso, organizó el retorno de los documentos masónicos secretos a la central
        masónica de París. El 20 de mayo de 1.994, Rusia entregó más de un millón de actas secretas a Francia.
        Según el bibliotecario del Gran Oriente, Pierre Mollier, esto fue "como muchas Navidades juntas". Estos
        documentos contenían información importante sobre la conspiración masónica global. El historiador ruso
        Oleg Platonov logró copiar algunos de estos documentos antes de abandonar Rusia.
               La Freemasonry Today (enero 2.002) escribía sobre estos documentos: "El 14 de junio de 1.940, el
        ejército alemán entró en París y el mismo día tomó el control de los edificios del Gran Oriente de Francia, en
        la rue Cadet, situada en el centro de la ciudad... el 1 de julio de 1.940, el ministro de exteriores alemán,
        Alfred  Rosenberg,  informó  a  Martin  Borman  que  en  los  locales  que  ocupaban  los  masones  se  habían
        descubierto "grandes tesoros". Se establecieron equipos para confiscar los documentos relacionados con el
        funcionamiento del Gran Oriente, el mayor cuerpo organizado de la francmasonería francesa. Se confiscaron
        valiosos documentos históricos, específicamente dirigidos a archivos que cubrían las relaciones externas del
        Gran  Oriente  desde  mediados  del  siglo  XIX,  y  se  prestó  especial  atención  a  los  años  inmediatamente
        anteriores al estallido de la guerra de 1.939... los archivos fueron transportados a Alemania."
               La masonería jugaba el mismo papel en la sociedad Occidental que el Partido Comunista en la Unión
        Soviética. Sin pertenecer a la masonería, no había ninguna posibilidad de hacer una carrera razonablemente
        rápida, independientemente del talento que uno tuviera. Los masones indudablemente controlan la ciencia e
        influyen en la vida cultural en una dirección determinada (Robert Lomas, "La masonería y el nacimiento de
        la  ciencia  moderna",  Gloucester,  Massachusetts,  2.002).  Así,  la  vida  cultural  presente  se  ha  vuelto
        prácticamente  inconsciente.  Hemos  presenciado  el  comienzo  de  la  senilidad  cultural.  Muchos  cineastas
        mediocres han sido capaces de labrarse una carrera sólo gracias a su pertenencia a la masonería: John Ford,
        John  Houston,  William  Wyler,  Peter  Sellers,  Charles  Chaplin  y  otros.  El  director  de  cine  soviético  y
        falsificador de la historia, Sergei Eisenstein, también era masón. Perteneció a la Logia Stella, fundada en
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