Page 153 - Arquitectos del engaño
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supervisar la caída de Batista. La decisión ha sido tomada: Batista se tiene que ir." (Earl Smith, "La cuarta
        planta", Nueva York, 1.962)
               Smith no era masón, y quiso advertir al público estadounidense contra Castro. Fue detenido, y el
        Departamento de Estado comenzó a trabajar a sus espaldas.
               El 17 de diciembre de 1.958, Batista en una reunión con altos cargos militares estadounidenses que
        no formaban parte de la conspiración, hizo público que el embajador Earl Smith le había dicho que tenía que
        irse. La noticia se difundió a todos los comandantes de guarnición y terminó con la voluntad de luchar del
        ejército. Los rebeldes no habían tomado ni una sencilla guarnición ni ninguna ciudad importante en aquellos
        momentos.
               En La Habana, la CIA era muy pro-Castro ("La amenaza comunista en EE.UU. a través del Caribe:
        Audiencias  de  la  sub-Comisión  de  seguridad  interna,  Senado  de  EU",  Washington,  D.  C,  1.959-62).  El
        abogado principal de Castro era Herbert Matthews de The New York Times, que lo retrataba como el T.E.
        Lawrence del Caribe.
               En julio de 1.959, el comandante Pedro Díaz Lanz, de la fuerza aérea cubana, fue de gira por Estados
        Unidos  y  reveló  que  Castro  era  comunista.  Este  hecho  se  evitó  en  los  medios  de  comunicación.  El
        Departamento de Estado estaba encubriendo expresamente las conexiones comunistas de Castro, el hecho de
        que sus partidarios eran entrenados por la Unión Soviética, y que él estaba llevando a cabo una revolución
        comunista.
               De pronto, la Casa Blanca detuvo todas las ventas de armas a Cuba. En el puerto de Nueva York fue
        interceptado un cargamento de rifles (Paul Johnson, "Tiempos modernos", Nueva York, 1.983). Los Estados
        Unidos sólo armaban a uno de los bandos - a los "revolucionarios" de Castro.
               La economía cubana se fue deteriorando y el apoyo a Castro iba creciendo. Antes del embargo de
        armas él contaba con no más de 300 seguidores terroristas.
               Batista se exilió a la isla de Madeira (Portugal) y murió en España en la década de 1.970.
               Tras el acceso comunista al poder el 8 de enero de 1.959, el masón Fidel Castro cerró todas las 339
        logias masónicas de Cuba con aproximadamente 35.000 miembros con la excepción del Gran Oriente, donde
        él mismo había sido iniciado en su juventud. Más tarde reabrió todas las logias. En 1.998, en Cuba había 314
        logias con un total de 24.000 miembros.
               Tras  la  toma  de  poder  de  Castro  había  encarcelados  100.000  oponentes.  No  fue  hasta  1.961  que
        implantó  el  comunismo.  El  2  de  diciembre  de  1.961,  Castro  proclamó:  "He  sido  comunista  desde  mi
        adolescencia".
               Tras  la  caída  del  comunismo  en  la  Unión  Soviética,  Castro  expresó  su  opinión  diciendo  que  era
        mejor desaparecer como la Atlántida antes que abolir el socialismo.
               Robert Hill, embajador de EU en México, dijo bajo juramento en una audiencia del Senado: "Ciertos
        individuos del Departamento de Estado y ciertos individuos del The New York Times, pusieron a Castro en el
        poder." Estos individuos incluían a Robert McNamara, Theodore C. Sorenson, Arthur M. Schlesinger Jr.,
        Roy Rubottom, McGeorge Bundy, J. William Fulbright, Herbert Mattew y Roger Hilsman.
               El susodicho A. William Wieland afirmó que las autoridades y la inteligencia militar conocían con
        antelación los planes de Castro para imponer el comunismo. Aún así, la prensa estadounidense lo presentaba
        como un líder patriótico y benévolo. Varios observadores fueron de la opinión de que la operación Bahía de
        Cochinos el 17 de abril de 1.961 pretendía deshacerse de Castro, fue un fracaso deliberado.
               Earl E. Smith, antiguo embajador de EU en Cuba, declaró: "Castro podría no haber llegado al poder
        en Cuba sin la ayuda de los Estados Unidos. Las agencias de gobierno estadounidense y la prensa de Estados
        Unidos jugaron un papel importante en llevar Castro al poder... el Departamento de Estado coherentemente
        intervino... para provocar la caída de Batista, haciendo así posible que Fidel Castro tomara el gobierno en
        Cuba." (Carta al Editor, The New York Times, 26 de septiembre de 1.979, p. A 24).
               El historiador Jean Boyer destacó que el dinero y las armas a Castro no le llegaban de Moscú sino de
        los Estados Unidos. Fue el Presidente Eisenhower quien ayudó a Castro a hacerse con el poder.
               Castro explotaba la ayuda extranjera para enriquecerse. Tiene al menos 32 casas en Cuba, tres de las
        cuales están en La Habana. Él y sus bienes están protegidos por 9.700 guardias. Ha tenido al menos 14 hijos
        con diferentes mujeres (Georgie Ann Geyer, "El príncipe guerrilla: La historia no contada de Fidel Castro",
        Boston, 1.991). La fortuna personal de Castro se estima en casi mil millones de dólares. Es cuatro veces más
        rico que la Reina Elizabeth II.
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