Page 175 - Arquitectos del engaño
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En opinión de los banqueros neoyorquinos, estas cantidades eran, sin embargo, demasiado elevadas.
        Una semana más tarde, enviaron a Hitler unos 15 millones de dólares, exigiendo iniciativas agresivas con los
        países vecinos.
               Hitler  acordó  utilizar  los  15  millones  de  dólares  para  su  propaganda  electoral.  El  dinero  fue
        trasladado a tres bancos: a Mendelsohn & Co. de Ámsterdam, al Banco Rotterdamsche de Rotterdam y a la
        Banca Italiana de Roma. Cada banco recibió 5 millones de dólares.
               En  total,  Hitler  recibió  al  menos  32  millones  de  dólares  de  los  financieros  americanos  (Morgan,
        Lamont,  Rockefeller,  Kuhn,  Loeb  &  Company,  General  Electric  Company,  National  City  Bank  y  otros)
        entre 1.929 y 1.932 (Antony Sutton, op. cit., p. 134). De otras fuentes estadounidenses, británicas y alemanas
        procedían algunas aportaciones más.



        	   
        Los intentos de investigar los ingresos secretos de Hitler


               Después  de  esto,  el  ministro  del  Interior  alemán  el  socialista  Carl  Severing,  descubrió  que  los
        nacionalsocialistas  de  Hitler  estaban  recibiendo  grandes  sumas  de  dinero  desde  el  extranjero.
        Inmediatamente  informó  al  Canciller,  Heinrich  Bruning,  quien  más  tarde  dio  la  orden  de  detener  las
        conversaciones de Hitler con los norteamericanos el 11 de diciembre de 1.931.
               Carl Severing ordenó a su asistente el Dr. Abegg, que averiguara todo lo que pudiera en relación a
        Hitler y a quien le proporcionaba el dinero, con la intención de llevar a Hitler ante los tribunales. Además
        Hitler no tenía nacionalidad alemana. El gobierno organizó una reunión, donde de acuerdo con las actas
        secretas, el general mayor Kurt von Schleicher, dijo que las cantidades recibidas por Hitler del interior del
        país eran mucho más bajas de lo que se había dicho. Schleicher fue nombrado canciller el 2 de diciembre de
        1.932. El partido necesitaba entre 80-100 millones de marcos. Esta información proviene del líder de las SA
        Ernst Rohm, quien más tarde se hizo famoso por ser pederasta. Las SA recibían dinero del fondo secreto de
        la  Reichswehr,  pero  la  cantidad  era  muy  modesta.  La  campaña  electoral  ya  había  comenzado,  y  las
        autoridades no tenían suficiente tiempo para investigar las fuentes secretas de las finanzas de Hitler. Era
        bastante conocido, sin embargo que Hitler tenía acceso a una enorme cantidad para cubrir sus gastos de
        propaganda.
               Ya el 20 de diciembre de 1.922, The New York Times dijo que el fabricante de automóviles Henry
        Ford  financiaba,  en  Múnich  el  movimiento  antisemita  del  nacionalsocialista  Adolf  Hitler.  El  Berliner
        Tageblatt  publicó  una  protesta  contra  la  participación  de  Ford  en  la  política  alemana.  Hitler  más  tarde
        agradeció a Ford en una carta sus generosas contribuciones a los nazis. Henry Ford también era francmasón
        (Logia Palestina N° 357, Detroit, Michigan, 1.894).	   



        El objetivo de Hitler


               Después de cinco años investigando, el historiador suizo Wolfgang Hanel fue capaz de demostrar que
        la  información  recibida  del  ex-gauleiter  (líder  zonal  del  partido)  Hermann  Rauschning,  relativa  a  las
        intenciones secretas de Hitler, era inventada. De hecho no se había reunido con Hitler "más de cien veces",
        sino sólo cuatro veces y nunca solo. Las citas que Rauschning citaba como si fueran de Hitler en realidad
        procedían de diferentes fuentes, entre ellas Ernst Junger y Friedrich Nietzsche. La historia de cómo Hitler
        fue visitado por demonios una noche fue sacada de un cuento de Guy de Maupassant. El propósito de los
        libros de amplia distribución de Rauschning "Hitler habla" (Londres, 1.939) y "La voz de la destrucción"
        (Londres, 1.940), era el de inflamar la opinión pública en muchos países, sobre todo en Estados Unidos, en
        la guerra contra Alemania. El cerebro detrás de este proyecto era el periodista húngaro-judío Emery Reves,
        que dirigía una influyente oficina de propaganda anti-alemana en París en la década de 1.930. Reves más
        tarde escribió un libro, "La anatomía de la Paz", que contiene la propaganda Illuminati habitual de que las
        naciones deben ser divididas y establecer un gobierno mundial.
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