Page 179 - Arquitectos del engaño
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Hitler fue financiado aún más por Paul Warburg, miembro de la Junta de IG Farben (o GAF, tal
        como  se  conocería  después  de  Pearl  Harbor),  la  dirección  de  la  cual  estaba  totalmente  constituida  por
        hombres de Rockefeller, y de Max Warburg, director de la sede de IG Farben de Alemania. Se ha publicado
        documentación con el nombre de Hitler junto al de Max Warburg. Uno de estos documentos hace mención a
        Hjalmar  Schacht  como  presidente  del  Banco  Nacional.  Schacht  era  masón,  como  queda  confirmado  por
        fuentes  masónicas.  Pertenecía  a  la  Gran  Logia  de  Prusia  (Dieter  A.  Binder,  "Die  diskrete  Gesellschaft:
        Geschichte und Symbolik der Freimaurer" / "La sociedad discreta: Historia y simbolismo de la masonería",
        Graz, 1.988, p. 77, 90).
               En  opinión  de  Antony  Sutton,  Hitler  nunca  hubiera  sido  capaz  de  alcanzar  el  poder  sin  las
        aportaciones de la corporación química más grande del mundo. El director jurídico de IG Farben era August
        von Knieriem, el tío por parte de padre de Olof Palme, futuro primer ministro sueco.
               Entre 1.932 y 1.939 la General Motors invirtió cerca de 30 millones de dólares en IG Farben. La
        General  Motors  también  apoyó  el  movimiento  político  de  Hitler.  En  la  década  de  1.940,  IG  Farben
        cooperaba  con  53  empresas  estadounidenses.  El  industrial  William  R.  Davies  fue  nombrado  proveedor
        oficial de la Kriegsmarine.
               La  empresa  económica  más  importante  realizada  más  tarde  por  IG  Farben  fue  el  campo  de
        concentración  de  Auschwitz.  La  inversión  ascendía  a  300  millones  de  dólares  en  dinero  de  hoy.  En  los
        juicios de Nuremberg, sólo tres ejecutivos de Alemania (todos ellos no masones) fueron sentenciados por
        esclavitud, conspirar contra la humanidad y otros delitos. Los directores estadounidenses nunca fueron ni
        mencionados.  Los  directores  alemanes  de  AEG  fueron  igualmente  procesados,  mientras  que  los
        estadounidenses no lo eran.
               En  los  juicios  de  Nuremberg  se  hizo  todo  lo  posible  para  evitar  divulgar  las  actividades  de  los
        estadounidenses  que  habían  financiado  a  Hitler.  Los  capitalistas  alemanes  que  se  habían  unido  a  las
        actividades  de  las  empresas  estadounidenses  también  pudieron  escapar  sin  problemas.  Sólo  dos
        financiadores  alemanes  fueron  condenados:  Fritz  Thyssen  y  Emil  Kirdorf  (póstumamente,  ya  que  había
        muerto en 1.937). La Unión Soviética trató de revelar más nombres. En Estados Unidos se opusieron, lo que
        llevó a la absolución del Director General de AEG, Buëch. Él afirmaba que, al margen de que IG Farben,
        Siemens  y  AEG  fueran  las  empresas  alemanas  más  fuertes  estaban  dirigidas  por  anti-nazis  convencidos.
        Antony Sutton estaba, sin embargo, dispuesto a publicar un documento que demostraba que AEG transfería
        dinero  a  la  cuenta  de  Hitler  del  Nationale  Treuhand  (la  Nacional  Holding  Company),  que  servía  para
        financiar su campaña electoral (Sutton, "Wall Street y el ascenso de Hitler", Sudbury, 1.976, p. 56).
               No se tomó ninguna acción contra el illuminati Paul Warburg, que financiaba a Hitler y era consejero
        delegado  de  la  IG  Farben  americana.  No  fue  posible  acusarlo  de  crímenes  contra  la  humanidad.  Los
        estadounidenses no eran acusados, debido a la presión de Rockefeller. Las fábricas americanas de Alemania
        (Opel y Ford) fabricaban el 90 por ciento de los camiones de tres toneladas utilizados por la Wehrmacht.
               Por supuesto, Moscú no dijo nada sobre el papel de Wall Street, ya que los comunistas dependían de
        la misma fuente de financiación. Nunca se señaló que los Estados Unidos fueron el único país que obtuvo
        beneficios  de  la  Segunda  Guerra  Mundial.  Todos  los  demás  países  perdieron  dinero  y  terminaron  con
        enormes deudas.
               La  información  disponible  hoy  muestra  con  qué  facilidad  Hitler  adquirió  tecnología  americana
        (Charles Higham, "Comerciando con el enemigo", Nueva York, 1.984).
               Los banqueros contaban con la derrota alemana en una potencial guerra a gran escala y esperaban ser
        capaces de controlar completamente Europa después de que la guerra hubiera terminado.
               En las elecciones parlamentarias celebradas en abril de 1.932 los nacionalsocialistas aumentaron los
        escaños de 107 a 162. El 31 de julio se celebró otra elección parlamentaria que dio 13.745.000 votos a los
        nazis, el 37% del total, concediéndoles 230 escaños en el Reichstag. Ahora el Partido Nazi era el más grande
        y más poderosos de Alemania, gracias a una masiva campaña de propaganda.
               El 6 de noviembre los nazis perdieron dos millones de votos y 34 escaños en el Reichstag. Dos días
        más tarde, Hitler pidió una reunión con el Presidente Paul von Hindenburg. Hitler exigió que le nombraran
        canciller. Una vez más fue rechazado . Kurt von Schleicher se convirtió en Canciller de Alemania el 2 de
        diciembre de 1.932.
               En el pequeño estado libre alemán de Lippe, las elecciones locales estaban previstas para el 15 de
        enero.  Hitler  aprovechó  esta  oportunidad  para  crear  una  buena  impresión.  Los  nazis  hicieron  una  gran
        campaña y recibieron un pequeño aumento de votos del total de las elecciones anteriores. Pero utilizaban sus
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