Page 190 - Arquitectos del engaño
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En diciembre de 1.937, varios periódicos alemanes informaron que el asesinato de judíos sería castigado con
la muerte. Se informó que Josef Reinhardt había sido condenado a muerte por matar al comerciante judío
Abraham y su mujer gentil. Se señaló que un asesinato era un asesinato independientemente de la víctima.
No fueron destruidas más de 180 sinagogas, no 1.400 como dijo la propaganda. 7.500 ventanas
estaban rotas, no 100.000. En muchos casos, los asaltantes fueron combatidos por los judíos junto con
miembros de la SA.
Heinrich Himmler ordenó a Reinhard Heydrich que pusiera fin a todas las manifestaciones y
protegiera a los judíos de los manifestantes. Los telegramas dando las órdenes todavía están disponibles en
los archivos. Cuando Hitler fue informado a la una de la madrugada de los disturbios de Múnich, y que una
sinagoga había sido quemada, se puso furioso y ordenó al jefe de policía de Múnich que le informara
inmediatamente. Ordenó apagar todos los fuegos y detener todas las manifestaciones y disturbios de Múnich.
Él aseguraba que a las 3 a m había enviado un télex a todos los gauleiter. La orden exigía: "De parte la
máxima autoridad: Ningún incendio provocado ni agresión a tiendas judías ni a otras propiedades judías no
deben tener lugar bajo ninguna circunstancia."
La mañana del 9 de noviembre, Goebbels dijo por radio que se prohibían todas las acciones contra
los judíos. Cualquiera que fuese pillado violando esta proclamación sería severamente castigado.
Resultó que se trataba de la logia masónica judía B'nai B'rith, en cooperación con la organización
sionista LICA (Liga Internacional contra el Antisemitismo) de París quienes estaban detrás de la llamada
Kristallnacht (Noche de los cristal rotos) del 9 de noviembre de 1.938. El objetivo de la provocación de la
LICA era alentar la emigración de judíos alemanes (Weckert, op. cit., p. 254-256).
B'nai B'rith se había infiltrado en partes vitales del movimiento nazi: las SS, la SA y el partido. Estos
masones había logrado infiltrarse en los operadores de telefonía de las oficinas de los gauleiter. Cuando
estos recibían órdenes de Lutze, las alteraban diciendo lo contrario.
El liderazgo nazi no tomó ninguna acción legal contra B'nai B'rith, a quien se le permitió continuar
con sus actividades subversivas. B'nai B'rith tenía 12.000 miembros en 80 logias en Alemania, tres de ellas
en Berlín. B'nai B'rith fue la única organización judía que fue autorizada por Hitler para permanecer abierta
y activa durante el régimen nazi desde 1.933 (Viktor Ostretsov, "Masonería, cultura e historia rusa", Moscú,
1.999), aunque la propaganda afirma que se disolvió en Alemania en 1.937 ("Lexikon des Judentums"). Pero
de hecho Hitler cerró las operaciones de B'nai B'rith en Alemania por primera vez en 1.939.
No fue hasta que la guerra ya había comenzado en noviembre de 1.939, que a B'rith B'nai se le
confiscaron los documentos. A la logia judía VOBB se le incautó la biblioteca en abril de 1.938.
En 1.952, Nahum Goldman, presidente del Congreso Mundial Judío, exigió 500 millones de dólares
al canciller alemán Konrad Adenauer como compensación por los daños sufridos por los judíos durante la
noche de los cristales rotos. Cuando Adenauer cuestionó la justificación de esta escandalosa afirmación,
Goldman respondió: "¡Puedes justificar tanto como quieras, yo quiero el dinero!" Y se lo dieron. ¡A esto se
llama audacia, la insolencia judía! Por cierto, la mujer de Adenauer, era judía.
En la década de 1.930, Cyrus Adler, presidente del Comité Judío Americano, coordinó las
actividades de B'rith B'nai y del The New York Times para bloquear cualquier medida política
estadounidense contra Hitler.
Los masones americanos no mostraron ningún interés en luchar contra el nazismo, sólo buscaban una
oportunidad adecuada para satisfacer su sed de sangre. El presidente Roosevelt se mostró firmemente en
contra del apoyo de cualquiera de los grupos anti-nazis, ya que él lo que quería era matar a tantos alemanes
como le fuera posible (Coronel John Beaty, "El telón sobre América", p. 74). El General Mark Clark,
francmasón y comandante del quinto Ejército de EEUU, dijo a sus soldados: "No hay ningún límite en
cuanto al número de alemanes que se pueden matar." ( The New York Times, 13 de febrero de 1.944)
Los miembros de la SA que habían participado en los disturbios fueron juzgados por los tribunales.
El partido tenía sus propios tribunales que estaban a cargo de Walter Busch. Todos los documentos todavía
están disponibles.
Herschel Grynszpan sobrevivió a la guerra, aunque había sido llevado a Alemania. Después de la
guerra regresó a París, donde debería haber sido juzgado por asesinato. En cambio, le dieron un nuevo
nombre y documentos de identidad nuevos. Su familia también sobrevivió a la guerra, y emigró a Palestina.
Alguien pagó 4.000 libras para darles la oportunidad, ya que la familia no tenía dinero propio.
A consecuencia de la noche de los cristales rotos, se fundó el Centro Nacional para la Emigración
Judía.