Page 78 - Arquitectos del engaño
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"O damos forma y dirigimos a la opinión pública o carecemos por completo de cualquier razón de
        ser." (Rivista Massonica, 1.889, p. 19)
               "La  revolución  francesa  de  1.789  fue  masónica,  porque  todos  los  hombres  destacados  de  aquella
        época eran masones. Posteriormente de la misma forma la masonería realizó las revoluciones de 1.830 y de
        1.848. Todas las convulsiones italianas de 1.822 hasta los últimos acontecimientos gloriosos, a quienes se les
        ha  de  atribuir  si  no  a  la  Orden...  Si  así  está  escrito  en  varios  estatutos  masónicos,  que  los  masones  son
        pacíficos y deben mantener las leyes sagradas, que sólo sirven para calmar las sospechas de los tiranos."
        (Freimaurer - Zeitung , Leipzig, 24 de diciembre de 1.864)
               Claudio  Jannet,  que  era  profesor  de  la  Universidad  de  París,  afirmó  en  su  libro  "La  franc-
        maçonnerie"  (París,  1.873):  "Las  logias  masónicas  no  son  nada  más  que  los  recursos  de  un  ejército
        revolucionario...  Bajo  su  influencia  hay  varias  organizaciones  populares,  movimientos  y  sociedades  con
        nombres diversos - todas ellas no son sino diferentes formas de la francmasonería."
               Una  de  estas  organizaciones  más  tarde  se  convirtió  en  la  Internacional.  El  historiador  francés
        Edouard  Friburgo,  que  fue  uno  de  los  fundadores  de  la  Internacional,  admitió  en  su  libro  "Association
        Internationale des Travailleurs" (París, 1.871) que la organización siempre representaba los intereses de la
        masonería y no a los trabajadores. Hizo hincapié en el hecho de que en todas partes la Internacional estaba
        apoyada por la francmasonería (William T. Still, "Nuevo Orden Mundial: El antiguo plan de las sociedades
        secretas", Lafayette, Louisiana 1.990, p. 137).
               Los masones fueron elegidos para el Consejo Supremo (Alexander Selyaninov, "El poder secreto de
        la masonería", Moscú, 1.999, p. 50). Muchos trabajadores han llevado a cabo una sangrienta lucha por la
        masonería sin ni siquiera darse cuenta de que ciertos privilegiados señores estaban detrás de su entusiasmo y
        su objetivo con sonoras consignas de solidaridad pero vacías. Al mismo tiempo, los masones agitaban a
        todos los trabajadores contra Dios.
               Los profesores rusos de Psiquiatría, Sikorsky, Rybakov y Kovalevsky, en 1.906 establecieron que los
        revolucionarios normalmente eran gente con enfermedades mentales, con un gran deseo de destruirlo todo
        (Grigori Klimov, "The Red Cabbala", Krasnodar, 1.996, p. 35). De esta manera los masones revolucionarios,
        así  como  los  líderes  comunistas  y  los  socialistas  radicales  eran  gente  totalmente  desequilibrada.
        Simplemente eran psicópatas.
               Según un estudio realizado por el padre de la criminología moderna y profesor de Psiquiatría, Cesare
        Lombroso (1.835-1.909, él mismo de ascendencia judía), en la Universidad de Turín, entre los judíos hay de
        cuatro a seis veces más enfermos mentales que entre otros grupos étnicos, y en Alemania la tasa es ocho
        veces  más  que  entre  los  otros  alemanes  (Grigori  Klimov,  "Los  protocolos  de  los  sabios  soviéticos"
        Krasnodar, 1.995, p. 39).
               Por lo tanto, es comprensible que los judíos extremistas estén sobre representados entre los diversos
        tipos de "líderes revolucionarios" y grandes maestros masónicos.
               La revista del Gran Oriente La Acacia manifestaba en 1.910: "Los masones deben ir de la mano con
        el proletariado. Los poderes intelectuales y las fuerzas creativas están al lado de los masones, mientras que
        en el otro lado están la supremacía de los trabajadores y las fuerzas destructivas. Uniéndolos la revolución
        socialista será factible."
               En la Conferencia Masónica Internacional de Bruselas de 1.910, se proclamaba: "A partir del día en
        que bajo nuestra dirección esté asegurada una alianza entre el proletariado y la masonería, constituiremos un
        ejército invencible."
               En  la  lucha  contra  el  desarrollo  espiritual  del  hombre  la  francmasonería  unió  fuerzas  con  el
        socialismo, el comunismo y el capitalismo internacional.
               El masón Konrad von Hagern declaró: "Estoy totalmente convencido de que habrá un tiempo, y ha de
        venir,  en  que  el  ateísmo  será  el  principio  humano  universal."  (Freimaurer Zeitung,  15  de  diciembre  de
        1.866)
               En  esta  guerra  contra  la  humanidad,  que  es  un  proceso  lento,  los  masones  son  libres  de  romper
        cualquier ley que ellos quieran. Un fiscal masón no puede procesar a un hermano masón, un funcionario
        masón no puede exponer el fraude de un hermano masón. Los jueces franceses que también son masones son
        más leales a la Orden masónica que a las leyes de Francia. Los políticos masones son más propensos a servir
        a sus hermanos que a su país. Los directores de bancos masones dan prioridad a sus "hermanos" y junto con
        otros  banqueros  masónicos  bloquean  préstamos  e  incluso  desean  llevar  a  los  no  masones  a  la  quiebra.
        Asimismo un policía francmasón ayudará a un criminal masón.
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