Page 108 - Drácula
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Drácula de Bram Stoker


                         Temprano esta mañana nos levantamos las dos y baja
                  mos hasta el puerto para ver si había sucedido algo durante la
                  noche. Había muy poca gente en los alrededores, y aunque el
                  sol estaba brillando y el aire estaba claro y fresco, las grandes
                  olas amenazantes, que parecían más oscuras de lo que eran
                  debido a que la espuma las coronaba con penachos de nieve, se
                  abrían paso a través de la estrecha boca del puerto, como un
                  hombre que camina a codazos entre una multitud. Sin razón
                  aparente me sentí contenta de que Jonathan no hubiera estado
                  en el mar, sino en tierra. Pero, ¡oh!, ¿está en tierra o en mar?
                  ¿Dónde está él, y cómo? Me estoy poniendo verdaderamente
                  ansiosa por su paradero. ¡Si sólo supiera lo que debo hacer, y si
                  pudiera hacer algo!



                         10 de agosto. Los funerales del pobre capitán, hoy, fue
                  ron de lo más conmovedor. Todos los botes del puerto parecían
                  estar ahí, y el féretro fue llevado en hombros por capitanes todo
                  el camino, desde el muelle de Tate Hill hasta el cementerio de la
                  iglesia. Lucy vino conmigo, y nos fuimos muy temprano a nues
                  tro viejo asiento, mientras el cortejo de botes remontó el río has
                  ta el viaducto y luego descendió nuevamente. Tuvimos una vista
                  magnífica, y vimos la procesión casi durante todo el viaje. Al
                  pobre hombre lo pusieron a descansar cerca de nuestro asiento,
                  de tal manera que nosotras nos paramos y, cuando llegó la hora,
                  pudimos verlo todo. La pobre Lucy parecía estar muy nerviosa.
                  Estuvo todo el tiempo inquieta y alterada, y no puedo sino pen
                  sar que sus sueños de la noche le están afectando. Hay algo
                  muy extraño: no quiere admitirme a mí que hay alguna causa
                  para su desasosiego; o si hay alguna causa, ella misma no la
                  comprende. Hay un motivo adicional en el hecho de que el pobre
                  anciano, el señor Swales, fue encontrado muerto esta mañana
                  en nuestro asiento, con la nuca quebrada. Evidentemente, como
                  dijo el médico, cayó de espaldas sobre el asiento, presa de mie
                  do, pues en su rostro había una mirada de temor y horror, que
                  los hombres decían los hacía temblar. ¡Pobre querido anciano!
                  ¡Quizá ha visto a la muerte con sus ojos moribundos! Lucy es
                  tan dulce y siente las influencias más agudamente que otra gen
                  te.
                         Ahora mismo está muy excitada por un pequeño detalle
                  al que yo no le presté mucha atención, aunque yo misma quiero
                  mucho a los animales. Uno de los hombres que siempre subía
                  aquí para mirar los botes era seguido por su perro. El perro




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