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l presente estudio se concentra en dos grupos de adolescentes varones habitantes de la ciudad de Quito: un total de 43 adolescentes con edades entre
E14 y 18 años, quienes fueron entrevistados en 2007. Se analiza cómo a través de la expresión de sus preferencias de uso del preservativo y de sus
conceptos sobre la sexualidad, pueden verse reflejados ciertos cambios en la masculinidad. En este contexto, cabe referir que “en el Ecuador se registran
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21,000 personas con VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana) y cerca de 6,000 en etapa SIDA” (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida). En otros
términos, el 26% de los casos más recientes de VIH/SIDA, corresponde a jóvenes entre 15 y 24 años de quienes estadísticamente se afirma que “de cada
10 jóvenes con VIH, 9.5 lo adquirieron a través de relaciones sexuales con múltiples parejas y sin protección”. 1
El primer grupo fue conformado por adolescentes varones asistentes a talleres de formación de líderes en el sur de Quito, y por estudiantes de colegios
mixtos católicos-privados de nivel secundaria y preparatoria. El segundo, por estudiantes de dos colegios varoniles públicos de nivel secundaria. En todos
ellos se identifica un concepto tradicional sobre lo que les dijeron debe ser un hombre, mas también un proceso de transición y apertura hacia la llamada
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“masculinidad híbrida” en la cual se mezclan ideas conservadoras con las nuevas, hasta llegar a la “moderna”, en la que se declara un abierto rechazo al
machismo. Con base en esta clasificación se justifica el uso del concepto “masculinidades”, que se puede definir como las alternativas frente al estereotipo
tradicional masculino, el cual muestra un proceso de cambio cultural en la concepción de lo que es ser hombre. 4
Al analizar el concepto de “ser hombre” para los adolescentes entrevistados, se encontró una relación con el ejercicio de la “paternidad”: los relatos de estos
adolescentes se refirieron a una masculinidad basada en el amor hacia los/as hijos/as, en caso de que los tuvieran, y en un compromiso con su salud
reproductiva. De acuerdo a las declaraciones recabadas, no consideraron más la paternidad como un vehículo para demostrar la virilidad. En el imaginario del
grupo estudiado la paternidad ya no es valorada como una forma de demostrar su potencia física.
Asimismo se procede con el tema de la sexualidad, la cual atraviesa por etapas semejantes a la masculinidad, ya que el análisis parte del hallazgo de una
sexualidad “dominante” (apegada a ideas tradicionales), seguida por una “híbrida”, finalizando con una sexualidad aquí denominada como abiertamente
aceptada. Con base en el estudio integral de estos dos grandes temas: masculinidad –vinculada a la paternidad- y sexualidad, queda claro que los plantea-
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mientos de estos adolescentes al respecto, se vieron reflejados en la aceptación de uso de preservativos, porque dijeron aceptar el método sin prejuicios.
En el segundo grupo entrevistado, el cual creía pudiera ser el referente principal para la indagación de conceptos sobre el “uso del preservativo”, contrario a
lo que había pensado por el hecho de tratarse de estudiantes de colegios varoniles, estatales-laicos, no encontré una variación significativa en sus respuestas
frente al primer grupo. Al analizar las respuestas del total de adolescentes acerca de su posible aceptación o rechazo del preservativo, las opiniones encontradas
fueron favorables a la utilización del mismo (ver figura 3). Sin embargo, en lo que concierne a traer un condón consigo, fueron pocos los que admitieron sí
portarlo, aunque también hubo quienes refirieron traer uno consigo para cuando “la ocasión se ofreciera” (ver figura 4), por ejemplo, cuando estuvieran a
solas con sus novias, en casa propia, de sus “suegros” o aun en una fiesta.
En este sentido, manifestaron que las mujeres pueden ejercer una vida sexual libre y sin discriminación, así como de su parte un compromiso en asumir una
responsabilidad compartida en materia de salud sexual y reproductiva. Su edad y condición de estudiantes fueron factores determinantes en la opinión de
los adolescentes entrevistados respecto a la conveniencia de protegerse para prevenir algún tipo de infección sexual o el ser padres.
i Estudió la Maestría en Ciencias Sociales con mención en “Género y Desarrollo” en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Sede Ecuador. Este artículo se basa en un proyecto
financiado por dicha Facultad. Correspondencia: everest_38@hotmail.com
ii En el caso de la sexualidad, se opta por definirla como abiertamente aceptada y no como moderna, debido a que considero, no hay un modelo “a seguir” que se considere como referente para
determinarla de esa manera. Una sexualidad abiertamente aceptada se refiere a características diferentes a las que fueron socializadas por generaciones anteriores como los padres y abuelos.
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