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Algo semejante sucedió con el otro grupo de adolescentes varones –en la segunda etapa de la investigación-, considerados para el bloque de percepciones y
               uso de preservativos, quienes sumaron 25, a quienes se les entrevistó a partir de octubre y hasta mediados de noviembre del 2007. En este caso se eligieron
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               dos colegios varoniles, lugares de homosocialidad,  que me parecieron idóneos para los fines de este estudio.

               En cuanto al contexto de las entrevistas, se considera fueron sinceros en sus respuestas, por algunas de las razones ya citadas para el grupo anterior. Es decir,
               primero manejé una imagen que no les representara una persona que les iba a juzgar o calificar por sus respuestas, se les dio la libertad de responder o no a
               las preguntas, el lugar asignado por los colegios (para entrevistarlos individualmente), generó esa apertura por parte de ellos.


               De la masculinidad a las masculinidades de un grupo

               de adolescentes varones del sur de Quito


               El propósito de este apartado es mostrar cómo a un grupo de adolescentes varones de clases media y media baja del sur de Quito, no se les ha socializado
               bajo un mismo patrón cultural acerca de cómo “ser hombres”. Por ello, se comienza este apartado con el análisis del modelo tradicional -que es el referente-,
               para pasar al híbrido y cerrar con el moderno.

               Para profundizar más sobre esos cambios culturales, se incluyó la dimensión paternidad, ya que por medio de ésta se evidenció –en los dos grupos
               entrevistados- que la virilidad para la mayoría de ellos pasaba a segundo término. Dicho de otro modo: valoraban la paternidad como una oportunidad de
               realizarse como personas (hombres), a través de la demostración del afecto con responsabilidad. Aunque también se encontró que un subgrupo no compartía
               esta visión, no por un arraigo cultural que los hiciera sentirse más hombres que el resto, ni por el número de hijos/as que pudieran fecundar a lo largo de su
               vida, sino porque su situación económica no era satisfactoria o porque anteponían como prioridad el tener primero una vida saludable en pareja y tratar de
               ser buenos padres.

               Masculinidad tradicional

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               Para Brabomalo,  la masculinidad en singular, por lo general en nuestro entorno social está conceptualizada a partir de lo que se considera “debe” ser un
               hombre. En esta lógica, el modelo tradicional se puede entender como aquel que:

                  impone mandatos que señalan –tanto al varón como a las mujeres- lo que se espera de ellos y ellas, y pasa a ser el referente con
                  el que se comparan y son comparados los hombres. 6


               Algunas de las características que son referentes de este modelo, ejemplificadas en el discurso de un joven, son:



                 En familia de chiquito lo típico ¿no? O sea, los hombres juegan con carros, las mujeres con muñecas. te pones tu jean, una pantaloneta,
                  una camiseta, una camisa y de ahí eso creo que fue lo principal ¿no? O sea ya me comenzaron a… involucrarme en lo que es mi género.
                     (Leonardo, 17 años).



               Lo sobresaliente de esta declaración es que la socialización de Leonardo fue reforzada a través de la asignación de juguetes y prendas de vestir “acordes” a
                                                                     7
               su género; término que puede entenderse como el sexo socialmente construido.  Es decir:

                  Una construcción social e histórica específica que, sobre la base biológica del sexo, norma lo masculino y femenino en la sociedad
                  así como las identidades subjetivas y colectivas. 8









               vi  La manera en como se incursionó a este par de espacios, fue por una visita que hice a las autoridades de ambos colegios, exponiéndoles que mi finalidad era la de hacer una investigación de corte
                 sociológico. Aunque en un principio mostraron desconfianza por el tema, finalmente aceptaron mi entrada. Les mencioné que era estudiante de la FLACSO –con lo cual su actitud cambió- y, al parecer,
                 el ser mexicano generó alguna apertura de su parte. Así se logró culminar la etapa de recolección de datos empíricos.




                                                                                                       Aceptación de uso del preservativo
                                                                                   27              y masculinidad/es, en dos grupos de varones
                                                                                           adolescentes de sectores populares de Quito, Ecuador
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