Page 100 - Catalogo_Arte para Bogotá
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El centro de este óleo era el recuadro en donde Las series de grupos de dibujos colgados
estuvo una representación, una nota, un mensaje. a continuación abrían caminos temáticos,
Recordaba el lugar donde quedaron sus marcas, su desbalanceados todos de alguna manera. El orden
huella permanente de elemento efímero, borrado por perceptible se rompía a cada momento, porque
una mano inconforme, arrancado por una mudanza, la misma aparente simplicidad del óleo que abría
o porque sí. Inexistente o borroso, este recuadro la puerta de la exposición fue reconstruida en una
central, con sus dos puntas amarillentas de pegante, curaduría rigurosa, atenta al contexto en sus detalles
resumía el tono de la muestra entera. Una mezcla de invisibles.
la existencia pasajera de las representaciones y de la Los dibujos, plasmados sobre cuantos tipos
huella de su paso por el mundo. de papel se hayan producido en el mundo (al menos
Colgada en el lobby del edificio Julio Mario en este lado del mundo y desde Góngora hasta
Santo Domingo, la exposición tenía un aire propio. hoy), estaban todos enmarcados. Y los marcos, con
Es literal. El viento en este recinto aúlla desde las las peladuras y las hendiduras de su propio trajín
alturas del último piso y agrega su efecto dramático histórico, resguardaban las hojas arrancadas de
al contexto en el que pasa el espectador viendo las libretas, los papeles desenrollados, las cartulinas.
piezas y se siente solo y desprotegido frente a ellas, Había series de dibujos arquitectónicos (y atrás, por
pero también –y justo por estar solo y desprotegido– las ventanas del edificio, estaba el mundo material de
se siente a su vez libre y en privado. fondo con los techos de las casas del barrio Germania
en Bogotá), había series de rostros y retratos, series
.
“No hay nadie en casa” La colección no podía de material gráfico, series de flores y plantas, series
tener un nombre mejor. Allí estaba toda la privacidad de objetos, series de representaciones abstractas,
de la vida contenida en lo que se cuelga de las series de cuerpos, series de perros…
paredes de un lugar habitado, o que se inventa en junta –y, ¡oh! sin marquillas ni fichas técnicas– tanta
Todo el mundo dibuja. Nunca estuvo expuesta
un cuaderno de notas, en una agenda escolar, en
Imagen cortesía: Carlos Ovalle tiempo; puesta, expuesta, con su orden pensado y desprevenidas pero íntegras, elaboradas pero
recuerdos de la vida familiar guardados por mucho
democracia. Y todo el mundo guarda sus creaciones,
banales, trabajadas pero nimias, despreocupadas
singular, con su ingenuidad de materia cotidiana, con
pero intensas, hasta que las olvida, o las bota o las
su ordinaria belleza.
No Hay NaDIE
EN CaSa
Por: María José Montoya
Estudiante de la Maestría en Historia,
Universidad de los Andes
unque la enorme exposición de cerca de 500 piezas era de dibujo y
Amaterial gráfico, la entrada recibía a los curiosos con un guiño particular:
un único óleo con la representación del lugar en donde algo estuvo pegado.
En este óleo, había simplemente –con esa “simpleza” que logran el talento y la
contención cuidadosa del artificio– dos tipos de blanco: uno externo, expuesto
y oxidado por el tiempo; y el otro, central, más limpio, más blanco, puesto bajo
dos marcas de cinta o de pegante, contándonos que estuvo resguardado de
la luz y del aire.
Imágenes cortesía: Natalia Azuero
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