Page 26 - Biografía de un par de espectros: Una novela fantasma
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EN donde yo nací la cosa es mucho más sencilla. En primer lugar está el asunto
de la apariencia. Allá nadie tiene que cuidar su aspecto, porque precisamente
carecemos de un aspecto definido. Podemos tener ciertas características más o
menos precisas, pero cuando nos aburrimos de ellas las borramos de golpe.
Un calvo puede tener melena de un momento a otro. Un flaco, convertirse en
gordo o simplemente borrarse hasta casi desaparecer.
En general somos como sombras. Claro que también hay sombras flacas o
gordas o alargadas, pero en esencia una sombra es una sombra, un algo oscuro e
intangible que sin embargo está allí, sobre nosotros.
“Una sombra se extiende sobre mi vida”, anuncia alguien, y todo está dicho, no
hay que explicar nada. Entendemos que algo, no sabemos qué, está cubriendo la
superficie de su realidad.
Nosotros somos de un material parecido. Por eso nuestro nombre es sinónimo de
sombra, de visión, de algo que está y al mismo tiempo se ha fugado. Por eso no
nos importa la apariencia. Nos importa, si acaso, aparecer.