Page 182 - El disco del tiempo
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Nuria miraba fijamente la pantalla de su computadora y parecía estar en trance
               hipnótico. Leía un artículo en francés. Había logrado grandes progresos en el
               aprendizaje de esa lengua, iniciado inmediatamente después de su regreso de

               Creta. Sus estudios eran en gran medida resultado de un pacto hecho con Marco:
               él estudiaría náhuatl y ella francés, y al término de un año compararían el avance
               logrado. Sonrió. Marco era vehementemente nacionalista, racional cien por
               ciento. No daba espacio a la importancia del hemisferio cerebral izquierdo.


               Ella y Philippe habían decidido no informar a Marco de la existencia del disco
               de Nuria. No lo hubiera creído.


               Esa noche, en Festos, cuando Dimitri se marchó llevándose la luz, los dos
               muchachos se metieron a la fosa número ocho para recuperar los fragmentos del
               disco roto. Por más que buscaron, a tientas, solamente encontraron dos
               fragmentos. El tercero parecía haberse desintegrado, esfumado en el aire de
               Festos, fundido con la luz fugitiva y con las sombras presentes. Hay cosas que
               irremediablemente se pierden.


               Salieron del esqueleto del palacio en silencio, tomados de la mano. Cada uno
               guardó un fragmento del disco. Como recuerdo. Como vínculo.






               A Nuria le hubiera gustado volver a ver a Mijalis. Hablar con él de su
               experiencia con el disco y de la triste ambición de Dimitri. Indagar si la amistad
               de los dos griegos podía sobrevivir a ese absurdo plan y proseguir las
               investigaciones con respecto al disco que estuviera en poder del profesor.


               En ese sentido, Philippe había planteado sus dudas, ¿sería una impostura del
               siglo XX de nuestra era? Y si era así, ¿con qué modelo se construyó? Los
               enigmas en lugar de aclararse se ramificaban… Tal vez, excavaciones futuras o
               azares precisos revelarían la existencia de otros discos, no solamente en Creta o
               en Grecia continental, sino en Italia, o tal vez en España, Francia o Alemania. La
               edad de Bronce europea es, a fin de cuentas, una gran desconocida…


               Pero emprendieron el viaje de regreso en la fecha que Dimitri proyectó, sin saber
               si el editor había logrado demostrar su inocencia. Marco tomó su crucero hacia
               Estambul y gastó hasta la última gota de sus ahorros en embriagantes dosis de
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