Page 75 - Diario de guerra del coronel Mejía
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Domingo 28 de junio de 1942






               Fuimos al cine Edén a ver unas caricaturas del Gato Félix, mi papá, la Generala
               y yo. Ah, y el cabo Ipana.


               El cabo y yo estábamos muy entusiasmados porque íbamos a ver el noticiario de
               la guerra, que se llama Pathe News Reel. Lo malo fue que nada más nos pasaron
               la noticia de que el general alemán Rommel atacó un sitio que se llama Tobruk,
               en África. Pero no salió nada de que fueran a venir a México. Tampoco los
               japoneses o los italianos. El cabo se decepcionó mucho, pero yo le dije que no se
               pusiera triste, que así es la guerra. Además, ni que fueran a avisar los enemigos
               si estuvieran pensando en venir a bombardearnos. Ni modo que saliera en las
               noticias. Mi padre estuvo de acuerdo conmigo y también estuvo de acuerdo con

               que hay que estar muy atentos por lo mismo.

               Cuando salimos del cine, mi padre nos invitó una nieve y el cabo dejó de estar
               triste. Yo le dije que algún día entraríamos en batalla, para que no fuera a llorar

               porque le vi cara de que se le salían las lágrimas.

               En el camino a la casa mi padre nos platicó que a su amigo Feliciano lo corrieron
               de su trabajo. Trabajaba en la compañía medicinal Beick Felix, que es alemana.

               Y nos contó que su amigo ganaba muy bien, pero como cerraron la fábrica
               entonces todos se fueron a la calle. Y yo digo que está bien porque ni modo que
               un mexicano trabaje para el enemigo. Mi mamá, en cambio, pensó que eso
               estaba muy mal porque no todos los alemanes son malos y menos los que dan
               trabajo a la gente como el amigo de mi papá. Y mi papá opinó que era cierto.
               Pero el cabo Ipana me dijo en secreto que el enemigo es el enemigo, y le dije en
               secreto que yo también pensaba igual. O sea que estuvo bien que corrieran al
               señor Feliciano. A lo mejor no es mala idea condecorar al cabo por opinar igual
               que yo, que soy su superior.


               Cuando regresamos a la vecindad miré a la ventana de la familia Fuentes porque
               me preocupa que no tengan provisiones suficientes. Se lo comenté a la Generala
               y me dijo que no creía necesario que fuera a preguntarles. Yo le volví a decir y
               ella me dijo que qué necedad la mía. Luego le dije que iba en una carrerita y ella
               me dijo que a ver si así me preocupaba por tener limpios los zapatos o peinado el
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