Page 43 - Escalera al cielo
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Tú, no agarres. Tú, no sirves. Tú, no hables.
Tú, no vienes con nosotros. Tú, no te lo mereces.
No preguntes. No te quejes.
No pienses. No respires. No escuches.
Y así fue: tú ya no escuchabas, no hacías caso
cuando te escondían la mochila; cuando
te robaban el almuerzo y la tranquilidad;
cuando te pisaban tus delicados pies
con saña, con sus botas llenas de lodo.
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Nos llamaron de urgencia a medio día
y fuimos por ti. Te habías atrincherado en el baño
después de que tus compañeros te amenazaran
con el filo de un cúter, cerca, muy cerca de uno
