Page 204 - La vida secreta de Rebecca Paradise
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Fue entonces cuando estalló el retumbar del trueno.


               –¡Genial! –exclamó Thomas.


               –No, no, espera. ¿Para qué vamos a descubrirla?


               –¡Para el periódico, Lavender! ¡Se está convirtiendo en un fenómeno!


               –Eso ya lo sé... Quiero decir... ¿es que no os gusta el blog de Rebecca?


               –Muchísimo, y a todos los demás también. Por eso.


               –Por eso... ¿qué?

               –Por eso la gente tiene derecho a saber quién lo escribe, ¿no? Nuestro deber es
               informar.


               –Exacto –remató Thomas.


               Lavender se quedó callada, mientras yo rezaba abrazada a mi lapicero para que
               se le ocurriera algo imponente que decir.


               –No sé... –dudó al final–. Supongo que esto sería muy importante para El
               Noticiero, pero tal vez esa chica no quiera que se sepa quién es. Si no, firmaría
               con su nombre y apellidos. Y si la descubrimos, puede que el blog...


               –Ay, Lavender, ¿y a ti qué te importa lo que quiera? En el fondo lo que hace es
               inventarse un montón de historias. Divertidas, pero historias.


               –¿Inventárselas? –preguntó Thomas–. Yo creo que lo que cuenta es la verdad. A
               lo mejor un poco adornada, pero...


               Pobre Thomas, hasta yo se la daba con queso.


               –Se las inventa –sentenció Sofía–. Y si se las inventa no son más que mentiras.
               ¿Y cuál es el lema de El Noticiero?


               –«La verdad ante todo» –canturreó Thomas, y Lavender lo repitió más bajito.


               –Entonces, ya está. Vamos a por esa mentirosa. ¿No dice que la busquemos en el
               Paradise? Pues vamos a buscarla.
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