Page 30 - Droysen, Johann Gustav - Alejandro Magno
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20                TRAYECTORIA  HISTORICA  DE  GRECIA

       de Tebas,  en  auge por aquel  entonces,  una  imagen  refleja  de  la  autoridad  de  que
       gozara  en  otro  tiempo,  y  pronto  estuvo  también  en  condiciones  de  obligar  a  los
       reacios.  Tratábase,  sobre  todo,  de  hacer  que  entrase  en  la  liga  Anfípolis,  colonia
       fundada  en  tiempos  pasados  por  Atenas  y  con  ayuda  de  la  cual  había  dominado
       las  costas  tracias;  y  no  tuvo  inconveniente  en  recurrir  a  la  ayuda  de  los  mace­
       donios  y  de  los  príncipes  tracios  para  conseguir  lo  que  se  proponía.  Por  su
       parte,  Anfípolis,  apoyada  por  Olinto,  resistió  a  los  insistentes  ataques  de  Atenas.
           En  esta  lucha  entablada  por  lograr  la  hegemonía  dentro  de  la  Hélade,  apa­
       recía  ahora  un  cuarto  poder.  El  poderoso  Jasón  de  Feres,  a  quien  los  tesalíenses,
       siguiendo  las  viejas  normas  de  su  país,  habían  encomendado  el  cargo  de  tagos  o
       capitán  y  que,  tras  una  labor  incansable  de  reclutamiento  de  tropas  y  construc­
       ción  de  naves,  había  logrado  poner  en  pie  de  guerra  un  ejército  como  jamás  lo
       había  conocido  la  Hélade,  hizo  saber  que  sus  preparativos  iban  dirigidos  contra
       los bárbaros  de  oriente y  que  abrigaba  el  propósito  de  enviar  una  expedición  por
       mar  contra  el  rey  de  los  persas.  Cuando,  como  para  consagrar  la  obra  iniciada,
       se  disponía  a  participar  con  gran  pompa  en  las  fiestas  píricas  de  Delfos,  fué
       asesinado  por  unos  conjurados,  siete  jóvenes,  a  quienes  el  mundo  helénico  había
       de  glorificar  más  tarde  como  “tiranicidas”.  Tras  sangrientas  discordias  fami­
       liares,  el  resto  del  poder  que  aquel  hombre  había  dejado  como  herencia  fué  a
       parar  a  las  manos  de  su  cufiado  Alejandro  de  Feres,  a  quien  sus  parientes  más
       próximos  asesinaron al  cabo  de  diez  años.
           De  este  modo,  Tebas  consiguió  desembarazarse  del  rival  que  tenía  a  sus
       espaldas,  mientras  aquel  golpe  hería  a  Esparta  muy  en  lo  vivo.  Con  objeto  de
       ganar  la  delantera  a  Atenas,  en  su  nuevo  auge,  Tebas  construyó  también  una
       flota  y  empezó  a  dejarse  sentir  en  los  mares.  Ahora,  la  Arcadia  unida,  apenas
       liberada  de  sus  opresores,  creyó  que  ya  no  necesitaba  de  los  tebanos  y  se  hallaba
       en condiciones de poder conquistar incluso la supremacía en  el  Peloponeso.  Alen­
       tados por esta pretensión, los  arcadienses  acudieron en ayuda  de los  de Argos  para
       respaldar  el  ataque  dirigido  por  éstos  contra  Atenas  y  Corinto  sobre  Epidauro,
       irrumpieron  en  el  valle  del  Eurotas  y  se  apoderaron  de  una  parte  de  la  Laconia;
       pero  entonces,  los  espartanos  recibieron  socorros  del  tirano  Dionisio,  2,000  mer­
       cenarios  celtas,  y  los  de  Arcadia  fueron  rechazados;  en  vista  de  ello,  se  lanzaron
       con  furia  redoblada  sobre  sus  vecinos  del  oeste;  se  dirigieron  sobre  Olimpia  para
       dirigir  las  próximas  fiestas  de  aquella  ciudad  sagrada,  y  en  el  mismo  santuario
       se  libró  la  batalla  en  la  que  los  .eleos  hubieron  de  abandonar  el  terreno,  y  los
       inmensos  tesoros  del  templo  se  esfumaron  entre  sus  manos.
           Y     lo  que sucedía aquí,  sucedía  en  todas  partes:  todos  peleaban  contra  todos.
       Parecía  como  si  en  el  helenismo  sólo  palpitasen  ya  la  fuerza  y  la  pasión  necesa­
       rias  para  hacer  frente  y  paralizar  a  lo  que  aún  se  mostraba  poderoso,  para  echar
       por  tierra  lo  que  amenazaba  con  descollar.  En  la  política  helénica  quedaba  ya
       muy poco, por no  decir que nada,  de los  sentimientos  de gratitud y de lealtad,  de
       las  grandes  ideas  de  otros  tiempos,  de  las  tareas  de  orden  nacional,  y  el  sistema
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