Page 33 - Droysen, Johann Gustav - Alejandro Magno
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TRAYECTORIA  HISTORICA  DE  GRECIA              23

      dicional  de  todos  los  ciudadanos  en  el  gobierno,  no  sabía  encontrar  las  formas
      necesarias  para  garantizar  siquiera  la  autonomía  y  la  libertad,  ni  mucho  menos
      la  plétora  de  bienes  nacionales  que  poseía  y,  sobre  todo,  para  proteger  la  exis­
      tencia  misma  de  la  nación,  ya  seriamente  amenazada.
          No  era  difícil  ver  qué  era  lo  que  la  Hélade  necesitaba.  “De  todos  los
      estados  que  hasta  ahora  han  tenido  la  hegemonía  —dice  Aristóteles—,  no  ha
      habido  ninguno  que  no  considerase  como  su  interés  implantar  en  las  ciudades
      dependientes  de ellos  una  constitución  a  tono  con la  suya  propia,  unos  la  demo­
      cracia y otros la oligarquía,  atentos  más a  su propio  provecho  que al  bien  común,
      de  tal  modo  que  jamás  o  rara  vez  y  en  contados  casos  se  instauró  el  régimen  de
      gobierno  del  justo  medio;  y  así  nos  encontramos  con  que  las  poblaciones  se  han
      habituado, no a querer la libertad,  sino a  dominar o a  ser dominadas.”  En breves
      y  nítidas  palabras  señala  el  gran  pensador  el  estado  febril  y  extenuante  a  que
      esto  conduce:  deportaciones,  violencias,  regreso  de  los  emigrados,  repartos  de
      bienes,  cancelaciones  de  deudas,  manumisiones  de  esclavos  para  derrocar  el  orden
      existente;  unas  veces,  el  demos  se  abalanza  sobre  los  ricos  y  otras  veces  éstos
      ejercen  un poder oligárquico sobre el  demos;  la  ley y la  constitución  no  protegen
      jamás  a  la  minoría  contra  la  mayoría,  pues  no  son,  en  manos  de  ésta,  otra  cosa
      que un arma contra aquélla;  la  seguridad  jurídica ha  desaparecido,  la  paz  interior
      se  ve  amenazada  a  cada  paso;  las  ciudades  democráticas  brindan  todas  ellas
      asilo  a  los  emigrados  de  ideas  democráticas,  las  oligárquicas  a  los  emigrados  de
      sentimientos  oligárquicos,  sin  que  ni  unos  ni  otros  rehuyan  ni  rechacen  ningún
      medio  para  conseguir su vuelta  a  la  patria  y  derrocar  el  estado  de  cosas  reinante
      en  ésta  y  hacer  con  los  vencidos  lo  mismo  exactamente  que  éstos  hicieron  con
      ellos.  Entre  los  estados  helénicos,  los  pequeños  y  los  de  mínimas  proporciones,
      no  rige  más  derecho  público  que  este  estado  de  guerra  de  los  faccionalismos
      azuzados  por  las  pasiones,  y  cualesquiera  alianzas,  apenas  pactadas,  vuelan  he­
       chas añicos tan pronto como cambia  en los  estados  aliados la  facción  gobernante.
           Cada  día  que  pasaba  veíase  más  claro  y  con  fuerza  más  imperativa  que  los
       tiempos  de  los  pequeños  estados  autónomos  y  de  las  federaciones  parciales,  con
       o  sin  hegemonía,  habían  pasado,  que  era  necesario  recurrir  a  nuevas  formas  de
       estado,  a  formas  panhelénicas,  tan  potenciadas  que  en  ellas  se  disociasen  los
       conceptos de estado y ciudad,  hasta  entonces mezclados  y  confundidos,  de  modo
       que  la  ciudad  desempeñase  funciones  municipales  dentro  del  estado,  de  lo  que
       existía  un  precedente  en  la  organización  ática  por  demes,  como  había  intentado
       hacerse en la antigua  liga  marítima,  aunque  este  principio  sólo  se  había  aplicado
       al  estado  de  la  potencia  federativa,  sin  hacerse  extensivo,  en  un  plano  de  igual­
       dad  de  derechos,  a  los  miembros  de  la  federación.  Pero  no  era  sólo  esto;  en  el
       seno  del  helenismo,  demasiadas  fuerzas,  pretensiones  y  rivalidades,  demasiadas
       necesidades  y  demasiados  impulsos  habían  ido  convirtiéndose  desde  entonces  en
       costumbre,  demasiada  vida  se  había  trocado  en  condición  de  vida  para  que,
       confinadas  dentro  de  aquel  reducido  espacio  de  la  metrópoli,  en  la  que  todo
       lo pequeño parecía grande y pequeño todo lo  grande, pudieran  saciarse  o  seguirse
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