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Vocación y ética
prejuicios fútiles y, a veces, en los hos­
pitales, por ese su rencor intuitivo del
que sufre hacia el médico, que tan cer­
teramente denuncia fray Luis de León,
suele oponerse a toda prestación de su
persona de la que no resulte, o crea él
que no resulte, una inmediata utilidad
para él. Pues bien; si la investigación
que intentamos le supone, como suele
ser, una simple molestia, y a cambio
de ella se puede esperar un beneficio
para los demás pacientes de su enfer­
medad y para él mismo, yo considero
lícito, con un leve engaño, convencer­
le. Si respetásemos rigurosamente la
voluntad del enfermo, muchas veces,
como es bien sabido, tendríamos que
prescindir hasta de los remedios salva­
dores: todos los médicos conocen cen­
tenares de casos de gentes que se nie-