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Vocación y ética           53

             ches que sean precisas, su misión abne­
             gada y obscura, sobre todo en ciertos
             de sus aspectos, como el de médico de
             guardia en un hospital o Casa de Soco­
             rro, o el de que hace la vida de sacri­
             ficio y guardia permanente como mé­
             dico titular o de visita en un barrio de
             los suburbios de las grandes ciudades
             o en las aldeas.

             El dolor de la
             investigación.                                                I

               Supongamos ahora que tienta al mé­
             dico el afán de investigar. Entonces
             está colocado en la categoría del sabio
             puro, cuyas grandezas y miserias he­
             mos apuntado ya y no comentamos
             ahora porque nada puede añadirse alas
             páginas imperecederas de Cajal en sus
             Reglas y consejos al investiga-
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