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64 G. JWarañón

dicos brillantes, espejuelo de la falsa
vocación. A medida que la Medicina
progrese, y precisamente para que pro­
grese, se alejarán las posibilidades, ya
hoy muy mermadas, de que un médico,
con sólo su profesión, pueda equipa­
rarse a los poderosos de la tierra. Suele
decirse que sin el incentivo de la ga­
nancia personal disminuirá la inicia­
tiva para el trabajo; y el nivel de la
ciencia y de la profesión se hará más
bajo a su vez. Pero esto es, fundamen­
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talmente, inaceptable. Lo que tiene de
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noble el arte médico, es decir, lo que
tiene de socorro al dolor humano y de
anhelo por llegar a la verdad —el sa­
cerdocio y la investigación— todo esto
no sólo no padecerá por la disminu­
ción del aliciente pecuniario, sino que
se hará más refinado y eficaz. La me-

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