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9o G. Mavavión
nía desproporción entre lo observado
directamente y las interpretaciones ex­
perimentales, encontramos en la mayo­
ría de los libros, incluso en los más
sucintos Manuales de Patología. Todo
este aparato experimental y tecnicista
se lee con deleite, dignifica nuestra in­
formación y nos proporciona ocasión de
lucimiento en oposiciones, conferencias
y cursos. Pero sólo cuando los años pa­
san nos damos cuenta de lo caro que
cuesta al entendimiento, al cotejar la
i desproporción inmensa entre la canti­
dad de lo que se leyó y la dosis de uti­
lidad que a la larga nos ha dejado.
Nada más aleccionador que abrir un
tomo de estas revistas a los cinco años
de la lectura inicial: con raras excep­
ciones pensamos que el tiempo que se
gastó en estudiarlas fué, casi siempre,