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V ocación y ética 89
que, muchas veces, no investigan por­
que tienen que ganarse el pan. Pero la
Medicina seguirá siendo, en su origen
y en su esencia, un arte humilde, de
observación directa de la Naturaleza,
cuyo contacto no puede perderse, pase
lo que pase, sin peligro gravísimo de
errar. Y ahora bordeamos ese peligro.
Cuando se leen las revistas médicas
generales, las que corren por manos de
los médicos prácticos, sólo de raro en
raro aparece una noción de aplicación
inmediata a la ciencia de curar, y, en
cambio, pululan artículos y artículos,
casi todos con gráficos y copiosas esta­
dísticas, acerca de investigaciones cuyo
planteamiento supone, muchas veces,
un error, aunque la ejecución sea per­
fecta; y cuyas conclusiones, por lo tan­
to, no tienen la menor utilidad. La mis-