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procuraba desde aquella pragmática era, la                   desaparición      total

                  de los gitanos. Por eso se intentó el destierro, o en caso de que
                  fracasara, se utilizaría los castigos decretados para ir mermando

                  la población hasta su desaparición.


                         Lo que       no contaban los          Reyes     Católicos  era,  con la

                  oposición que se encontró por parte de los gitanos, quienes no

                  quisieron marcharse. A su vez, estos huyeron a las montañas y

                  a  los  campos.     Es  decir,   los  gitanos   pudieron     fingir que    se  iban
                  de   España, pero         lo   que    hicieron     es,  esconderse.       Algunos

                  escritores  afirman  que         se   fueron    a   las  montañas,  y  así  fue

                  cuando se hicieron cuevas en ellas, como las                  conocidas cuevas

                  del   Sacromonte.  Aunque           no   se sabe a ciencia cierta  quienes

                  fueron    los primeros      que   construyeron       las cuevas, si    fueron    los
                  Judíos, Moros, o         Gitanos, lo      que   si  es cierto, es que       fue   un

                  lugar   de  refugio    para  los Calos, y permanecieron             por  siglos en

                  ellas, con sus idas y venidas debido a la persecución.


                         El libro    EL    QUIJOTE DE LA               MANCHA, comentado

                  por:   Don.    Diego    Clemencin,       publicado      en 1833     en   la  página

                  474   dice:   “Aislada    de  esta  suerte    la raza  por   la  persecución      de
                  los unos     y la   complicidad de         los   otros, fue     natural    que   los

                  gitanos, convertidos ya          en   enemigos de         la  sociedad en       que

                  Vivian, huyesen          de    ocupaciones estables y sedentarias, y

                  prefiriesen     otras   compatibles       con    la  facilidad    de   mudar de

                  residencia.”


                         El  huir   por  los campos y       andar    errantes de     un   lugar  para
                  otro,   sin parar, les libró de       ser  exterminados. Y si         bien   no   les

                  libro de la muerte, pues muchos murieron en galeras, o en las

                  cárceles,    ya sea de hambre         o  frío,  o  por  los  latigazos,   les  libró

                  de ser exterminados.





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