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En 1534 Loyola y seis compañeros, todos los estudiantes de
teología en la Universidad de París, tomó los votos de pobreza
y castidad y prometió dedicar su vida al trabajo misionero en
Palestina si eso fuera posible. Desde la guerra entre Venecia y
el Imperio Otomano mantenido de Palestina, que comenzó a
predicar, enseñar el catecismo y haciendo diversas obras de
caridad en las ciudades del norte de Italia. Poco a poco se
reunieron los nuevos reclutas y puesto que deseaba para dar
forma permanente a su modo de vida, que han solicitado la
aprobación del Papa Pablo III, como una orden religiosa.
Inicialmente los miembros se limitaban a sesenta
sacerdotes profesos. El papa le dio a esta orden tareas
especiales, incluidas las misiones diplomáticas a Irlanda,
Suecia y Rusia. Los jesuitas profesaban tomar un voto de
especial obediencia al Papa.
Loyola fue elegido primer superior general en 1540 y pasó sus
últimos años dirigiendo el nuevo orden y redacción de sus
Constituciones. El nuevo orden tenía varias características
distintivas. El superior general es elegido por todos los
superiores debidamente y nombran subordinados, por lo
tanto, los jesuitas están muy centralizados. La obediencia
es especialmente determinante. No hay hábito religioso
distintivo o uniforme, como las órdenes anteriores, sin ayunos
especiales o austeridades corporales. Loyola exigió que los
reclutas sean cuidadosamente seleccionados y entrenados
y que los que no estaban a la altura desestimarse. Más tarde,
el entrenamiento solo duró quince años. Dos años en el
comienzo (noviciado) y un año en la final de la capacitación
(tercera probación) se dedicaron al desarrollo espiritual de
los miembros, en contraste con un noviciado de un año en las
órdenes de edad.
