Page 157 - La Constitución de los atenienses
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LA  CO NSTITUCIÓN  DE  LOS  ATENIENSES




           qué  sucede  si  una  ciudad  es  rica  en  hierro,  bronce  o  lino?

           ¿ Dónde  los  venderá  si  no  persuade  al  dueño  del  mar?  Pues


           hien,  precisamente  gracias  a esos  m ateriales  tengo  mis  naves:

           de  una  [ciudad]  obtengo  la  m adera;  de  otra,  el  hierro;  de

           otra,  el  bronce;  de otra,  el  lino,  y de otra,  la  cera.  12 Además


          de  esto,  no  [le]  permitirán  exportar  a  otro  lugar  [con]  quie­

           nes  son  nuestros  rivales,  so  pena  de  no  navegar  por  el  mar.

           Pero  yo,  sin  hacer  nada,  tengo  codos  estos  productos  de  la


          tierra  por  vía  marítim a,  mientras  que  ninguna  otra  ciudad

           posee  dos  de  esos  productos:  en  una  misma  ciudad  no  hay

          madera  y lino,  sino  que,  donde  hay m ucho  lino,  la  región  es


          llana y sin  m adera.  Ni  bronce  ni  hierro  provienen  de  la  mis­

          m a  ciudad,  ni  dos  o  tres  de  los  demás  productos  los  hay  en


          una  sola  ciudad,  sino  que  en  una  hay  uno  y en  otra,  otro.

               13  Y  todavía,  además  de  lo  anterior,  junto  a  cualquier

          parce  de  tierra  firm e  hay  un  promontorio  saliente  o  una  isla


          enfrente  o  un  estrecho,  de  modo  que  es  posible a  los  dueños

          del  mar fondear ahí y hacer incursiones contra los habitantes

          de  tierra  firm e.


               14  Sin  em bargo,  de  una cosa carecen:  si  los  atenienses ha­

          bí taran  una  isla  y  fueran  dueños  del  mar,  podrían  causar


          daño,  si  lo  quisieran,  sin  sufrir  nada  mientras  dominaran  el

          mar,  sin  que  su  propia  región  fuera  devastada  ni  invadida

          por  los  enem igos.  Ahora  los  agricultores  y  los  atenienses  ri­


          cos  buscan  m ás  congraciarse  con  los  enemigos,  mientras  que

          el  pueblo,  sabiendo que no  quemarán  ni  devastarán nada de  lo

          suyo, vive sin  miedo y no busca congraciarse con ellos.  15  Ade-





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