Page 160 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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VIII
ISIS, LA VIRGEN DEL MUNDO
Resulta especialmente adecuado comenzar un estudio del simbolismo hermético con
un análisis de los símbolos y los atributos de la Isis saíta, es decir, la Isis de Sais,
famosa por la inscripción relacionada con ella que apareció en el frente de su templo
en esta ciudad: «Yo, Isis, soy todo lo que ha sido, lo que es y lo que será y ningún
hombre mortal me ha quitado nunca el velo».
Según Plutarco, muchos autores antiguos creían que esta diosa era la hija de
Hermes; otros opinaban que era hija de Prometeo. Estos dos semidioses destacaban
por su sabiduría divina. No es improbable que su parentesco con ellos sea meramente
alegórico. Plutarco traduce el nombre de Isis con el significado de «sabiduría».
Godfrey Higgins, en su Anacalypsis, deriva el nombre de Isis del hebreo, Iso, y del
griego ζωω, «salvar». Sin embargo, algunas autoridades, como Richard Payne Knight,
por ejemplo, creen —y así lo manifiesta en su obra The Symbolical Language of
Ancient Art and Mythology— que la palabra tiene origen septentrional, posiblemente
escandinavo o gótico. En estos idiomas, el nombre se pronuncia isa, que significa
«hielo», o agua en su estado más pasivo, cristalizado y negativo.
Esta divinidad egipcia con tantos nombres aparece como el principio de la
fecundidad natural en casi todas las religiones del mundo antiguo. Se la conocía como
la diosa de las diez mil denominaciones y el cristianismo la metamorfoseó en la Virgen
María, porque Isis, a pesar de haber dado a luz a todas las cosas vivas —la principal
entre ellas fue el Sol— seguía siendo virgen, según los relatos legendarios.