Page 162 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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habitantes  del  Ática  me  llaman  Minerva  Cecropia;  soy  la  Venus  de  Pafos  para  los
  chipriotas, Diana para los cretenses portadores de flechas: los sicilianos trilingües me
  llaman Proserpina estigia, y para los eleusinos soy la antigua diosa Ceres. Algunos me
  llaman Juno; otros Bellona; soy Hécate para unos y Ramnusia para otros. Y aquellos a

  los que la divinidad solar ilumina en cuanto sale con sus rayos incipientes, es decir,
  los  etíopes,  los  arios  y  los  egipcios,  expertos  en  el  conocimiento  antiguo  y  que  me
  adoran  en  ceremonias  perfectamente  apropiadas,  me  llaman  por  mi  nombre
  verdadero: reina Isis».

       Le  Plongeon  cree  que  el  mito  egipcio  de  Isis  tuvo  una  base  histórica  entre  los

  mayas de América Central, que llamaban a su diosa «reina Moo». En el príncipe Coh,
  el mismo autor encuentra una correspondencia con Osiris, el hermano y esposo de

  Isis. La teoría de Le Plongeon era que la civilización maya era mucho más antigua que

  la egipcia. Al morir el príncipe Coh, su viuda, la reina Moo, huyó para salvarse de la

  ira  de  los  asesinos  y  buscó  refugio  entre  las  colonias  mayas  de  Egipto,  donde  la
  aceptaron  como  reina  y  le  pusieron  el  nombre  de  Isis.  Aunque  puede  ser  que  Le

  Plongeon tenga razón, la posible reina histórica se reduce a la insignificancia cuando

  se compara con la Virgen del mundo, alegórica y simbólica; además, el hecho de que

  aparezca entre tantas razas y pueblos diferentes resta credibilidad a la teoría de que
  existió realmente.

       Según  Sexto  Empírico,  la  guerra  de  Troya  se  libró  por  una  estatua  de  la  diosa

  lunar.  Por  aquella  Helena  lunar  y  no  por  una  mujer,  los  griegos  y  los  troyanos
  combatieron a las puertas de Troya.

       Varios autores han tratado de demostrar que Isis, Osiris, Tifón, Neftis y Aroueris

  (Thot  o  Mercurio)  eran  nietos  del  gran  patriarca  judío  Noé,  hijos  de  su  hijo  Ham,
  pero, como la historia de Noé y su arca es una alegoría cósmica relacionada con la

  repoblación de los planetas al comienzo de cada período del mundo, resulta menos

  probable  que  fueran  personajes  históricos.  Según  Robert  Fludd,  el  sol  tiene  tres

  propiedades: vida, luz y calor, que vivifican y vitalizan los tres mundos: el espiritual,
  el intelectual y el material. Por consiguiente, se dice «de una luz, tres luces», es decir,

  los tres primeros maestros masones. Con toda probabilidad, Osiris representa el tercer

  aspecto (el material) de la actividad solar, que, gracias a sus influencias beneficiosas,

  vitaliza  y  da  vida  a  la  flora  y  la  fauna  de  la  tierra.  Osiris  no  es  el  sol,  pero  el  sol
  simboliza el principio vital de la naturaleza, que los antiguos conocían como Osiris.

  Su símbolo, por consiguiente, era un ojo abierto, en honor del Gran ojo del universo:

  el  sol.  En  oposición  al  principio  activo  y  radiante  del  fuego  fecundo,  el  calor  y  el
  movimiento, era el principio pasivo y receptivo de la naturaleza.

       La ciencia moderna ha demostrado que las formas, cuya magnitud varía desde los
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